JOSÉ LUIS CELADA | Aseguran los obispos venezolanos que “no será posible encontrar soluciones satisfactorias a los problemas que aquejan a la gente, ni se dará una verdadera reconciliación en nuestra sociedad, si no nos escuchamos” y “si se reprime sin investigar las causas por las que surgen las protestas”. Y van más allá:
No es posible pretender una paz que suponga la renuncia a los derechos humanos, la aceptación de un estilo de vida impuesto y la utilización de la Constitución y las leyes a través de interpretaciones no compartidas y más bien rechazadas y denunciadas.
Así de rotundos se muestran los miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) en la exhortación pastoral [ver íntegra] dada a conocer al término de su última Asamblea Plenaria, celebrada recientemente en Caracas.
En el transcurso de la misma, además de analizar la situación del país, los participantes reflexionaron en torno a la Evangelii gaudium del papa Francisco, prepararon un encuentro nacional de pastoral para 2015 y celebraron una asamblea conjunta de obispos y presbíteros.
Amparados en el derecho que tienen como “ciudadanos y pastores” a cumplir con su deber (“defender y promover la dignidad del ser humano, así como el bien común”), los prelados vuelven a ofrecer una palabra sobre las “difíciles circunstancias” que afectan a sus compatriotas: violencia, inseguridad y criminalidad crecientes, desabastecimiento, alza del costo de la vida…
En el nº 2.904 de Vida Nueva