Nostálgicos del nacionalcatolicismo


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José Lorenzo, redactor jefe de Vida NuevaJOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva

“Es de ingenuos pensar que, en su reciente encuentro, la vicepresidenta Santamaría no le anunciase a Parolin la retirada de la reforma del aborto…”

Un Alfonso Guerra nada amigo de sotanas decía que, con la llegada de Aznar, algunos obispos se habían “echado al campo” tras una modélica transición eclesial. Uno de los que se quedó en la ciudad –poco amigo del fundador del “guerrismo”– meneaba en aquellos años de dulce cohabitación la cabeza: “La gente no nos entiende porque hablamos con el mismo acento del PP”.

Ahora, con el acento de Rajoy, el campo parece demasiado bucólico y los sucesores de aquellos prelados se han echado al monte por la retirada de la reforma de la ley del aborto. El PP, ese nido de tibios, ya no los representa. Ni tampoco debe ser una opción válida para un cristiano cabal. Desechado el PSOE por razones “contra natura”, ¿a dónde ir? Los más temperamentales han visto un lugar montaraz un poco más arriba, una especie de reserva espiritual en la ultraderecha. Ven flamear banderas con el Sagrado Corazón en el centro y se llenan de nostalgia nacionalcatólica, ay, Señor, aquellos tiempos en donde no había que batirse a diario con las formalidades de un Estado aconfesional rijoso y en donde sería impensable el escándalo por presidir eucaristías llenas de enseñas franquistas.

Están tan convencidos de tener la verdad que se permiten tirar de las orejas de aquellos hermanos suyos que, en tiempos tan convulsos como los actuales, no quisieron dar apellido de cristiano a ningún partido político, porque ello ahondaría en la división del país. No lo citan, es fácil imaginar a quién que se refieren. Por eso, invitan a recuperar el tiempo perdido y que los laicos, ese estamento llamado a ser masa y nada más, hagan bulto y monten bulla. Es de ingenuos pensar que, en su reciente encuentro, la vicepresidenta Santamaría no le anunciase a Parolin la retirada de la reforma del aborto. ¿Buscaba un poco de comprensión ante el muy complicado panorama político que se le abre, con las encuestas en la mano, al bipartidismo de cara a las generales de 2015? Hace 30 años, el Vaticano miró para otro lado cuando el rey católico de España autorizó la ley del aborto. La disyuntiva era firmar o irse. Y le ayudaron a quedarse. El mal menor. También entonces, algún obispo dijo que, con la rúbrica, la Corona quedaba “especialmente herida”. Y se volvió al monte, donde no es necesario convivir.

En el nº 2.911 de Vida Nueva

 

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