Libro Mirada y corazón de pastor

La Pasión por evangelizar del nuevo arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, publicado por EDICEP.

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IGLESIA EN ESPAÑA: Carlos Osoro: “Entremos en la dinámica del amor y no en la del juicio”

JOSÉ Mª AVENDAÑO PEREA | El nuevo arzobispo de Madrid, Carlos Osoro Sierra, nos hace entrega de un libro entrañable, bello y apasionado (Pasión por evangelizar), cuya lectura nos recuerda que Jesús contempla a la gente desde el amor.

Y así han de ser los pastores, con ojos capacitados para ver a las personas que se encuentran en el camino de la vida y actuar desde esa perspectiva de Jesús. Pastores con arreglo al corazón de Jesucristo. “Tengamos una mirada hacia nosotros mismos como la tiene Jesucristo y seamos capaces de tener el coraje de tomar una determinación…”. Y es que, para ser en verdad discípulos de Jesús, hemos de conocer su mirada, su manera de ver las cosas, las diferentes situaciones y las personas. Así forma el Señor Jesús a su Iglesia. Querer con la voluntad de Él, sentir y amar con el corazón de Él.

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Con expresiones como “Deja que Dios entre en tu soledad”, “¡Atrévete a ser testigo y apóstol!”, “¡Atrévete a alumbrar!”, “¡Atrévete a vivir la radicalidad bautismal!”, “¡Atrévete a ser grande en el Reino de Dios!”, don Carlos nos muestra, sin ambigüedades ni caminos sinuosos, los latidos de su corazón de pastor, que –sin miedo a equivocarme– late al ritmo del corazón de Dios. Nos adentra en el espesor de la vida cotidiana con alegría y esperanza. Como Dostoievski, está convencido de que “la belleza salvará al mundo”, la belleza de Dios.

Palabras esenciales que rezuman alegría, fervor, generosidad, audacia y ardor del Espíritu Santo, que recogen el llamamiento del papa Francisco para llevar al mundo la belleza de Jesucristo:

La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús…, con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.

Dos verbos titulan las dos partes del libro: Salir y Regalar. Expresiones que nos ayudan a entender que, en el espejo de la Iglesia, vemos reflejado el misterio de Dios, la condición del hombre, su redención por Cristo, su vocación a una nueva esperanza y la forma en que el hombre puede recorrer el camino de dicha esperanza. Dos partes y diez puntos por donde va desgranando la misión evangelizadora de la Iglesia.

Se ponen en nuestras manos escritos con estilo dialogal, pues parecen conversaciones con oyentes ante cuyos rostros está el autor. Sus ojos quizás han sido ungidos con colirio resucitador, para ver como Dios quiere que veamos:

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Te aconsejo que me compres oro acrisolado… y colirio para untarte los ojos a fin de que veas. (Ap 3, 18)

Y, sin descartar a nadie, privilegia todas las periferias: ancianos, enfermos, pobres, alejados, resentidos, débiles, últimos… y, de modo especial, los jóvenes. Rostros concretos que monseñor Osoro encontró el día anterior y aquellos con los que se iba a encontrar al día siguiente.

Reflexiones profundas y cordiales desde el Evangelio. Gran parte de ellas surgen de la lectura personal y afectiva de una escena evangélica, a modo de lectio divina, y son un pedagógico medio para vivir nuestro seguimiento del Señor como hombres y mujeres humildes, de fe profunda, de apertura y comprensión, de amor, perdón y fortaleza. Transmite los ejes del magisterio papal, del último magisterio de Benedicto XVI y del primero de Francisco.

El prólogo corre a cargo de Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), quien recuerda que Osoro es un enamorado de “la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado. Y un enamorado que se empeña en que los demás se enamoren también”. La riqueza de estas páginas, pues, está en que no es solo un libro didáctico, sino principalmente un libro para la vida.

Gracias, don Carlos, por este cálido y dinámico testimonio que nos ayudará a vivir la grandeza de nuestra vocación cristiana en la cotidianidad.