Vayamos a la otra orilla

Vayamos  a la otra orilla

SILUETA_MartaMarta Elena Vélez | Dominica de la Presentación. CONFER

“La Doctrina Social de la Iglesia señala que el bien llamado “trabajo” es la vía para la inclusión…”

 

Es una constante en nuestro tiempo la respuesta al estímulo, y es la que CONFER, en su XXI Asamblea, nos propone: “Vayamos a la otra orilla” (Mc 4, 35). Salir, desplazarnos, con ilusiones, preocupaciones, esperanzas. Como nos recuerda el papa Francisco, todos estamos invitados a aceptar esta llamada: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (Evangelii gaudium 20).

Viviremos durante estos días 11, 12 y 13 la ocasión de encontrarnos para reflexionar, escuchar, dialogar, discutir y dejarnos cuestionar por toda la situación social y eclesial que nos envuelve. Orar, alabar, bendecir… “El Señor va a pasar”, y de eso se trata: escuchar la brisa tenue de Dios; también a nosotros el camino nos sobrepasa. Se nos sigue confiando la tarea de despertar al mundo, y este espacio de religiosos y religiosas con elementos pastorales, que tienen su raíz en el Evangelio, nos impulsa a servir a los de cerca y a los de lejos, especialmente a los más pobres. Es el momento de emprender, de hacer planes, pero no de manera individual, sino juntos en red, para trasmitir el mensaje de Jesús.

Invitémonos a cuidar una dinámica generativa, y no simplemente administrativa, para asumir acontecimientos espirituales presentes en nuestras comunidades y en el mundo. En este espacio también damos razón de nuestra esperanza, ya que la fe no reduce jamás el espacio de la razón. Acrecentamos en esta Asamblea la cultura del encuentro y de la relación; entre los pasillos se visualizan los abrazos, los besos, las sorpresas… Y entonces surge la proximidad, el diálogo que abre puertas y construye puentes.Estas alegrías nos conducen a vivir el tiempo como tiempo de Dios. Se escucha entre el murmullo de tantos superiores y superioras que somos proyecto de Dios y colaboradores suyos, que no podemos vivir con miedo ante un mañana que es de Dios y con la seguridad de que Él acompaña nuestro caminar.

Entre toda esta pluralidad sumamos fuerzas y, por supuesto, debilidades, pero ganamos en comunión, en solidaridad. Estamos en plan de salida; la conversión que deseamos es la resurrección, y hay resurrección cuando intentamos un cambio de vida. La finalidad de la Asamblea, pasar a la otra orilla, nos motiva a llevar propuestas, urgencias, desafíos y prioridades para un renovado impulso misionero. La Asamblea es un acontecimiento; por su preparación y organización, el personal de CONFER colabora con mucha ilusión, para que salga lo mejor posible y para que todos los participantes se sientan acogidos y llenen sus expectativas.

Este Año de la Vida Consagrada está pensado en el contexto de los 50 años del Concilio Vaticano II y, en particular, de los 50 años de la publicación del decreto conciliar Perfectae Caritatis sobre la renovación de la misma. Se nos invita a vivirlo como un tiempo de gracia, como experiencia de la misericordia y del amor de Dios; una ocasión favorable para el crecimiento en profundidad y, por tanto, en esperanza.

En el nº 2.917 de Vida Nueva

 

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