JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | Hasta ahora, no se había reunido en Madrid un conjunto tan completo, de tanta calidad, de tema sacro, de procedencia tan diversa y con obras que abarcan un amplio período de tiempo, que va del siglo X al XX”, reivindica Isidro Bango Torviso, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y comisario de la exposición A Su imagen. Arte, cultura y religión. La muestra, como describe el cardenal Rouco Varela, “recoge precisamente una serie de obras de arte que explicitan la doctrina cristiana y la religiosidad de los españoles en el discurrir de la historia”. Ese es, precisamente, el sentido de una gran exposición que a través de más de cien obras, procedentes de 22 diócesis y siete catedrales de toda España, reúne a nombres fundamentales de la historia del arte –Velázquez, Goya, Murillo, Zurbarán, El Greco, Rubens, Cranach, Tintoretto, Alonso Cano, José de Ribera, Gregorio Fernández o Berruguete– y que, ante todo, pretende ser una aproximación al relato que los grandes maestros han hecho de la historia sagrada y de la propia historia de la Iglesia.
Mil años de arte sacro en España [extracto]
“Son algunos hitos del proceso religioso y de su cultura, que forman parte del imaginario más tradicional”, apunta Bango Torviso, quien opina que la exposición sirve –y mucho– para que “los visitantes se den cuenta de dónde proceden las raíces de nuestra cultura, fundamentados en la cristiana, occidental y romana”. A Su imagen, según su comisario, reúne una insólita visión de la historia del arte español de temática sacra, dirigida “a creyentes y no creyentes”, y que puede verse hasta el 12 de abril en el Centro Cultural de la Villa-Teatro Fernán Gómez, en plena Plaza de Colón. Una muestra ordenada, eso sí, según un discurso directo y nítidamente devocional, en el sentido de que coloca a cada obra en su contexto, facilitando su interpretación y la comprensión del mensaje que encierra. No en vano, la exposición está estructurada en varias áreas: “Creación”, “Antiguo Testamento”, “Nuevo Testamento”, “la Iglesia de Pedro y Pablo”, “Padres de la Iglesia” y “Dies irae”. Catorce salas en total en las que no solo se suceden óleos, tablas, esculturas, códices y tapices, sino que están dedicada a temas como “el Génesis, profetas y sibilas, testigos y mensajeros, la Virgen, infancia del Mesías, muerte y resurrección de Cristo, padres y doctores, Apocalipsis y Juicio Final”, de acuerdo al relato de Bango Torviso.
La exposición, organizada por la Fundación Madrid Vivo –con el constructor José Miguel Villar Mir como cabeza visible– con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid y los auspicios de la Conferencia Episcopal y de la Archidiócesis de Madrid, rehúye la cronología y los estilos para centrarse en el contenido. Es el caso de las obras, por ejemplo, que “ilustran” las salas dedicadas al “Génesis” y al “Antiguo Testamento”, que reúnen a artistas tan diversos en el tiempo y en los géneros como el Maestro de Cardona, David Teniers II, Alonso Cano, Pedro de Orrente o Pedro de Campaña. “Abordamos la creación del hombre y el largo proceso durante el cual los hebreos se convirtieron en el pueblo elegido por Dios –explica el comisario–. Se suceden entonces hechos legendarios que dejan huella en las civilizaciones del momento: la expulsión del Paraíso, el diluvio universal y el éxodo, durante los cuales surgen personajes de enorme trascendencia para el imaginario cultural de Occidente, como Noé, Abraham, Moisés, la construcción de la torre de Babel o el largo peregrinar del pueblo hebreo en su huida de la esclavitud”. Bango Torviso destaca obras que apenas se han movido a lo largo de la historia, y que ahora sí se pueden ver en Madrid, como las dos enormes cabezas de madera policromada de Adán –con bigote– y Eva de la catedral de Granada, obras maestras de Alonso Cano de 1666, que dan la bienvenida a la exposición.
“Para representar al Cristo del Evangelio –narra el comisario–, hacemos una selección de momentos clave de su existencia terrena, empezando por aquellos previos a su propio nacimiento, interpretados, entre otros, por Joan de Joanes o Ambrosius Benson, a los que suceden escenas de la infancia de Jesús, de su bautismo, de la Pasión y muerte o la posterior Resurrección. De nuevo, artistas de renombre como Luis de Morales, Murillo, Zurbarán, Cranach, el Maestro de Fráncfort, Van Dyck… ilustran estos pasajes con obras de gran calidad, algunas de ellas tan conocidas que forman parte del imaginario popular: la Virgen del pajarito, de Morales; San José con el Niño, de Murillo; o la Inmaculada Concepción, de Zurbarán”. O el pequeño y magnífico Oración en el huerto, de Goya. La muestra, no hay que olvidar, exhibe también obras procedentes de colecciones públicas –como el Museo del Prado, Patrimonio Nacional, el Museo Reina Sofía o el Museo Nacional de Escultura– y privadas, como el Banco Santander o la Fundación BBVA.
Tras el beato de Valcavado (s. X) y el San Juan Evangelista, de Alonso Cano, con la que se llega al Juicio Final, el comisario destaca una de las obras de las que más orgulloso se muestra: el soberbio tríptico de Vrancke van der Stockt, realizado para el Ayuntamiento de Valencia (1494), “cuyas tablas se encontraban dispersas en diversas instituciones y se han conseguido reunir excepcionalmente”. “No puede terminarse este breve recorrido –añade– sin hacer alusión a la excelencia de las obras del tesoro sagrado. Piezas como el relicario del Santo Sepulcro de Pamplona, la Virgen de Irache o la pareja de candelabros de la catedral de Mallorca, creaciones únicas de la orfebrería europea”. Es el colofón a una muestra inédita del diálogo histórico entre arte, cultura y religión en España.
En el nº 2.921 de Vida Nueva