MARÍA PÉREZ | El próximo domingo 18 de enero se celebrará en todo el mundo la Jornada del Emigrante y el Refugiado. Una fecha que lleva un siglo visibilizando una realidad que afecta a todos los países, y en la que el papa Francisco ha querido alzar su voz recordando que “no son esclavos, sino hermanos”. Los obispos españoles se han sumado a esta jornada haciendo un llamamiento a “practicar y difundir la cultura del encuentro, la reconciliación y la solidaridad”.
Una Iglesia sin fronteras, madre de todos es el título bajo el que se desarrollará esta Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado en España. Una campaña que busca volver a la “actitud primera de Jesucristo, a su preferencia por los más vulnerables”, en palabras de Ciriaco Benavente, obispo de Albacete y presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones.
“La Iglesia debe ser heredera del mensaje de Jesús, escuchando el eco de los que sufren y acogiéndolos”. La española en mayor medida si cabe, por ser puente entre África y Europa.
En el nº 2.924 de Vida Nueva