EDITORIAL VIDA NUEVA | El domingo 18 de enero se celebra la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado. Su lema no deja lugar a dudas: Una Iglesia sin fronteras, madre de todos.
En España, acuciada por un grave problema de inmigración ilegal, los obispos –también congregaciones religiosas y grupos de laicos que trabajan día a día con los afectados– han pedido un mayor espíritu de acogida a una sociedad todavía recelosa; pero también han demandado a las autoridades que no olviden la dimensión ética de sus disposiciones legales, por ejemplo, en el tema de los Centros de Internamiento de Extranjeros y en las controvertidas “expulsiones en caliente”.
No basta con conocer los derechos humanos; hay que aplicarlos. Y esto no es hacer política, sino reclamar justicia.
En el nº 2.925 de Vida Nueva. Del 17 al 23 de enero de 2015
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