LLUÍS OVIEDO TORRÓ, OFM, Pontificia Universidad Antonianum (Roma) | Inmersos en este Año de la Vida Consagrada, más de uno se preguntará si hay motivos para celebrarlo cuando las grandes órdenes y congregaciones, masculinas y femeninas, muestran un declive sin precedentes en nuestros países occidentales. Ante esta crítica situación, coincidiendo con la próxima Jornada de la Vida Consagrada (2 de febrero), el autor de estas páginas esboza un diagnóstico como condición previa para afrontar cualquier intento de renovación o revitalización, antes de apuntar las posibles pistas de recuperación y los signos de esperanza de una presencia llamada a replantearse en clave de evangelización activa y de nutrir espacios de trascendencia si no quiere resignarse a la extinción, lo que sería una mala noticia para todos.
¿Hacia dónde va la Vida Consagrada? [extracto]
Pliego publicado en el nº 2.926 de Vida Nueva. Del 24 al 30 enero 2015