Escritora, presenta ‘Meditaciones sobre la Pasión’ (Rialp)
J. L. CELADA | Su obra más conocida, Donde el corazón te lleve (1994), ha vendido 16 millones de ejemplares en todo el mundo. Ahora, Susanna Tamaro (Trieste, 1957) cambia de registro y nos regala estas sugerentes y profundas Meditaciones sobre la Pasión (Ediciones Rialp).
PREGUNTA.- ¿Cómo surge la idea de escribir un vía crucis?
RESPUESTA.- Me lo pidió en 2012 el obispo de mi ciudad, Trieste, con ocasión de la Pascua. Si no me lo hubieran pedido con cierta insistencia, nunca habría tenido el valor de enfrentarme a un tema así.
P.- ¿A quién va dirigido este libro?
R.- Lo he escrito pensando, sobre todo, en las personas que nunca han participado en un vía crucis y tal vez están lejos de la fe.
P.- ¿Es más fácil contar una historia universal, como la de Jesús, o inventar una historia de ficción?
R.- Estas dos realidades de la narración presentan dificultades diferentes. En una historia de ficción hay que ser capaz de encontrar los nudos dramáticos que permiten la evolución de un camino interior. Mientras que en el vía crucis el recorrido es a la inversa. Los nudos ya están y, desde ahí, se necesita saber capturar la luz para iluminar el camino espiritual de cada uno de nosotros.
P.- ¿De qué tiene hoy sed el ser humano?
R.- El hombre tiene sed del Eterno, porque ahora está totalmente aplastado por un tiempo que devora sin piedad, sustrayéndole la dimensión más verdadera de su ser.
P.- ¿Cuáles son las cruces más duras de soportar?
R.- Vivimos tiempos saturados de odio, de fanatismo, en los que hay un diseño profundo para desnaturalizar y alterar la naturaleza humana. Cualquier persona que intente rebelarse contra esta homogeneización del pensamiento es sometida al fuego de la calumnia. Una calumnia cuyo fin es desautorizar la voz del que habla siguiendo la de su conciencia.
P.- ¿Por qué elegimos el juicio y la condena antes que la misericordia?
R.- Este es un problema profundo del alma humana, que básicamente vive siempre en un estado de miedo. El miedo no permite el ejercicio de la libertad profunda y, por lo tanto, exige tribunales, separaciones, condenas. Solo el hombre libre –libre porque está arraigado en el temor de Dios– puede vivir en la dimensión de la misericordia.
P.- ¿Qué les diría a quienes piensan que, en este mundo nuestro, la lógica del poder siempre se impone a la lógica de la redención?
R.- Que el poder, incluso cuando parece liberador, introduce siempre un factor de cautiverio profundo en nuestros días. Para quien ama la libertad, no hay otro camino que la redención. Solo esta dimensión nos permite vivir nuestra vida al máximo nivel de creatividad.
P.- Dice en su libro que “el camino de la fe es un continuo despojarse”. ¿Es así también su experiencia creyente?
R.- Sí, yo creo que el camino ascético es un paso fundamental. Solo eliminando lo que no sirve, lo que nos encierra, lo que nos ralentiza, podemos avanzar por la vía de la totalidad del amor.
P.- ¿Sigue yendo Susanna Tamaro donde el corazón la lleva?
R.- Sí, cada vez más. Y, cada vez más, me parece que en esta sociedad –que relega al hombre a una dimensión que se mueve entre la razón lógica y el dominio de la genitalidad– es más importante que nunca volver a poner la sacralidad del corazón en el centro de nuestros días.
En el nº 2.935 de Vida Nueva