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‘Pensar después de Darwin’


Un libro de Joaquim Ferrer y Francesc Teruel (Sal Terrae / U. P. Comillas, 2014). La recensión es de J. Manuel Lozano-Gotor

Pensar después de Darwin. Ciencia, filosofía y teología en diálogo -  Autor: Diego Bermejo (ed.)

Título: Pensar después de Darwin. Ciencia, filosofía y teología en diálogo

Autor: Diego Bermejo (ed.)

Editorial: Sal Terrae / U. P. Comillas, 2014

Ciudad: Santander / Madrid

Páginas: 558

J. MANUEL LOZANO-GOTOR | Esta obra recoge doce ponencias (y un apéndice didáctico de M. R. Viguri) presentadas en un seminario de profesores que tuvo lugar en Deusto en 2012-2013 con motivo de la visita del biólogo Francisco J. Ayala, uno de los grandes teóricos mundiales de la evolución. A él se debe la frase de que la evolución es el “regalo de Darwin a la ciencia y la religión”, consistente básicamente en devolver a la ciencia lo que es de la ciencia –las cuestiones empíricas– y a la religión lo que es de la religión: las cuestiones de sentido.

Esto permite a una y otra actividad aproximarse a la realidad del mundo desde su perspectiva propia sin mezcla ni confusión y facilita el diálogo entre ellas. Pensar después de Darwin, nos dice D. Bermejo en el prólogo, “implica atreverse a pensar en serio el hecho de la contingencia radical de la naturaleza y de la naturaleza humana. Pero supone también ir más allá de Darwin, incorporando las aportaciones recientes de las ciencias empíricas que corroboran, a la vez que corrigen y enriquecen, el darwinismo originario” (p. 11).

En esta línea se abordan con especial profundidad dos cuestiones filosóficas. Una es la necesidad de superar, o al menos atenuar, el antropocentrismo que durante siglos ha marcado la cultura occidental. El debate sobre humanismo, poshumanismo y transhumanismo (D. Bermejo) y la controversia entre éticas antropocéntricas y ecocéntricas (X. Etxeberria) así lo ilustran.

El otro punto es la valoración del emergentismo como herramienta filosófica adecuada para hacer justicia a la capacidad ínsita a la evolución de producir genuina novedad, resonante además con la idea teológica de “autotrascendencia activa” (I. Núñez de Castro). Una interpretación alternativa de la evolución, centrada no tanto en la adaptación sino en la inadaptación como patología creativa (M. Marder y L. Garagalza), y sendos artículos sobre la relevancia de la paleontología (L. Sequeiros) y la micropaleontología (F. Caballero), para perfilar algunos aspectos polémicos de la evolución, completan la aproximación “científico-filosófica” a esta idea tan determinante hoy.

Pese a lo dicho en el primer párrafo, la relación de creación y evolución no está libre de fricciones. De ahí que un par de artículos indaguen en la correcta articulación de ciencia y religión, bien desde un punto de vista epistemológico y sistemático (C. Beorlegui), bien desde el siempre interpelante pensamiento del jesuita Pierre Teilhard de Chardin (A. Udías).

Un sugerente ensayo de teología cristiana del mal interpreta el sufrimiento como consecuencia del diseño evolutivo de un universo autónomo, tolerado por Dios en aras de un bien mayor (J. Monserrat). También se señalan algunas correcciones que deben introducirse en el lenguaje religioso para que este resulte coherente con la visión del mundo derivada de los datos científicos (J. Arregi). Una muy ilustrativa comparación de la Biblia con las cosmogonías del antiguo Oriente Próximo (J. L. de Azcárate) y unos apuntes sobre evolucionismo, nuevas tecnologías y bioética cristiana (J. M. de Velasco) redondean la aproximación “teológica” al tema.

Lo único que se echa de menos es una confrontación más a fondo con los dos desafíos que hacen de la teoría darwinista, al decir de algunos, una “idea peligrosa”: la supuesta eliminación de toda finalidad en la naturaleza y las dificultades para concebir la acción de Dios en un mundo explicable como fruto de la interacción de ley y azar. Es ahí donde late un potencial de verdadero conflicto.

Estamos ante una obra de riquísimo contenido y elevada calidad media, que permite asomarse a numerosas facetas del diálogo entre ciencia y teología sobre la evolución de la mano de algunos de nuestros mejores especialistas. Y eso compensa con creces la heterogeneidad que caracteriza este tipo de obras colectivas.

En el nº 2.937 de Vida Nueva

Actualizado
17/04/2015 | 04:16
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