A sus 16 años, Leo se mueve entre dos colores, según su estado psicológico: el rojo de la sangre latiendo en vísperas de cada partido o el del pelo de Beatrice, la chica de sus sueños; y el blanco, sinónimo de vacío, silencio, aburrimiento y miedo. El italiano Giacomo Campiotti adapta la novela de su compatriota Alessandro D’Avenia, una historia de amores adolescentes con los ingredientes habituales de este universo: móviles, canciones, motos, miradas, sonrisas… y un doloroso descubrimiento. Película de jóvenes en pleno proceso de maduración que se preguntan sobre el sentido de la vida (y la muerte), con guiños a La Divina Comedia de Dante. Sin grandes discursos, pero ciertamente sugerente.
La noche del 24 al 25 de agosto de 1944, cuando los nazis se disponían a arrasar París, un lujoso hotel de la capital francesa fue el escenario del providencial encuentro entre un diplomático sueco y un militar alemán. Versión filmada de la obra teatral homónima, el veterano Volker Schlöndorff reúne a dos actores de raza (André Dussollier y Niels Arestrup) enzarzados en una batalla dialéctica que tira de locuacidad e ironía para ahogar el tronar de las armas. Sobreponiéndose a una puesta en escena no muy afortunada, su intercambio verbal nos habla de venganza y de remordimientos, de la embriaguez de la victoria y de la humillación de la derrota…, pero, sobre todo, de cómo las palabras se impusieron a las balas.
En el nº 2.938 de Vida Nueva