EDITORIAL VIDA NUEVA | Roma ha acogido en estos días el III Encuentro de Nuevas Formas de Vida Consagrada. Aunque se trata de realidades eclesiales jóvenes y conscientes de la necesidad de madurez, la frescura que aportan a su entrega radical al Evangelio exige dar respuestas desde el punto de vista jurídico y administrativo, para poder definir cómo hacerse presentes en el mundo y en la Iglesia de la manera más efectiva, pero, sobre todo, más acorde con su carisma y misión.
La pelota está, pues, en el tejado, entre otros, de los canonistas, a quienes compete hallar fórmulas para estructurar cómo pueden y deben ejercer el liderazgo, ya que, en muchas de estas realidades, laicos y consagrados viven en una comunión profética para el resto de la Iglesia.
En el nº 2.944 de Vida Nueva. Del 6 al 12 de junio de 2015
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