Tras una sucesión de reveses, la escritora estadounidense Cheryl Strayed recorrió casi dos mil kilómetros por la Pacific Crest Trail, una ruta a través de la costa pacífica del país, para reencontrarse consigo misma. Fruto de aquella experiencia, nació su novela Wild. La historia, llevada al cine por el canadiense Jean-Marc Vallée gracias al empeño de Reese Witherspoon –protagonista y productora–, retrata esa conjunción de fortaleza física y fragilidad emocional que vive la esforzada mujer en su camino de purificación. Recursos tan recurrentes como la voz en off, los flash-backs o los paisajes espectaculares adquieren aquí todo su sentido, al subrayar la verdad de un personaje y una cinta que no dejan indiferente.
Adaptación del clásico teatral del sueco August Strind-berg, ya versionado para la gran pantalla, La señorita Julia es la hija de un rico terrateniente que, tratando de escapar de la rutina, decide seducir a uno de sus criados durante la noche de san Juan. Liv Ullman –actriz, cineasta y musa del gran Ingmar Bergman– fusiona cine y teatro en un arriesgado pero impecable ejercicio fílmico, para destapar la lucha de clases y de sexos, mientras explora un universo de amores, odios y soledades tan profundas como las propias desigualdades entre ama (Jessica Chastain) y sirviente (Colin Farrell). El juego de seducción y manipulaciones que se establece corresponde a una película tan compleja como pasional.
En el nº 2.946 de Vida Nueva