Libros

‘El sabor de la vida’


Una obra de Giovanni Cucci (Narcea). La recensión es de Fernando Cordero, SS. CC

El sabor de la vida, Giovanni Cucci (Narcea)

Título: El sabor de la vida. La dimensión corporal de la experiencia espiritual

Autor: Giovanni Cucci

Editorial: Narcea

Ciudad: Madrid, 2015

Páginas: 104

FERNANDO CORDERO, SS.CC. | Estamos ante un centenar de páginas cuya lectura cautiva desde el principio, por una combinación muy lograda entre la manera de aproximarse a los textos bíblicos, la psicología y el dominio de la figura de Ignacio de Loyola. Es un libro para el crecimiento personal y espiritual, donde se apuntan las claves de la experiencia humana que enlazan con la experiencia religiosa: los afectos, las relaciones, el deseo, la narración, la imaginación, el símbolo… Su autor, Giovanni Cucci, es un conocido jesuita que enseña en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y colabora en La Civiltà Cattolica.

El título vehicula lo que pretende el volumen: descubrir el menú exquisito que supone la vida, en lo concreto de nuestra realidad corporal, que nos abre y posibilita el encuentro con Dios. A través de los tres capítulos de los que consta, se profundiza en tres conceptos esenciales: deseo, corporalidad e imaginación creativa. El deseo es “bisagra” que une conocimiento, afecto y voluntad, presentes en el acto de decidir.

Podemos estar abiertos a mil deseos, pero, gracias a la corporalidad que nos brinda unos límites, accedemos sanamente a la realidad. La dimensión del tiempo o la renuncia son otros de los aspectos que se tratan, poniendo ejemplos de Hegel, Agustín o Teresa de Jesús. El deseo comporta, además, la motivación que a veces supera toda lógica, como nos muestran las vidas de José Benito Cottolengo, Teresa de Calcuta o Damián de Molokai.

Deseos y límites

En la corporalidad hallamos el lugar de la decisión, de la realización del deseo, que es el mayor antídoto contra el miedo. El rechazo de la mediación espacio-temporal se ejemplifica con los casos de Nietzsche y Labadie. Sabiamente advierte Cucci: “No se pueden realizar los deseos sin contar con los límites, igual que no podríamos captar un límite si no fuera en la perspectiva, propia del deseo, de superarlo” (p. 57). La raíz del mal se ubica, precisamente, en el rechazo del límite.

El último capítulo, sobre la imaginación creativa, supone una respuesta transformadora, momento de confirmación de la decisión tomada, que indica nuevas direcciones posibles en el trayecto de la narración de la experiencia. El esfuerzo de leer los signos de la propia vida entrando en la verdad de uno mismo es algo irreemplazable. También se hace hincapié en el uso de imágenes y narraciones.

Resultan una herramienta pedagógica válida porque permanecen impresas en profundidad en quien escucha y facilitan la memorización, como manifiestan las parábolas de Jesús. Y es que “el mismo hombre, en la perspectiva bíblica, se convierte en el símbolo mayor de la manifestación de lo sagrado en su vida” (p. 92).

En el nº 2.949 de Vida Nueva.

Actualizado
10/07/2015 | 03:39
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