ALBERTO INIESTA | Obispo auxiliar emérito de Madrid
La reciente instrucción de la Conferencia Episcopal, La Iglesia, servidora de los pobres, ha sido lamentablemente ignorada por los medios de comunicación social, aunque muy bien acogida por los de la Iglesia, en los que está siendo objeto de muchos comentarios por firmas más autorizadas que la mía. Así, por mi parte, me limitaré a citar una frase del número 33, que me ha llamado especialmente la atención: La Iglesia es caridad.
Naturalmente, por el contexto se refiere a la caridad divina. Porque si toda caridad es amor, no todo amor es caridad, por los pecados y la limitación humana.
Y no se trata solo de una bella frase, sino que tiene detrás una inmensa riqueza. Empezando en el orden histórico por la saga de los santos, una legión de gente bien conocida por la historia y que vivió de manera heroica las virtudes cristianas, como Agustín de Hipona o Romero de América; Francisco de Asís o Francisco de Borja; Teresa de Ávila o Teresa de Calcuta, y un larguísimo etcétera.
Respecto al presente, recordemos que la Iglesia tiene por todo el mundo 2.988 diócesis; en España, 69, y 22.678 parroquias. Solamente en Madrid, el arzobispo Morcillo creó en 1965 nada menos que 216 parroquias para acoger las oleadas de inmigrantes que estaban llegando por entonces.
Y todas estas sucursales del Espíritu Santo, manantial de la caridad, se consagran día tras día a anunciar, promover y vivir, más o menos, la solidaridad humana y la fraternidad cristiana, dentro del marco de la Doctrina Social de la Iglesia, como el mismo documento de la Conferencia se encarga de recordar oportunamente. Por ejemplo, en el número 26, donde dice que “Dios ha creado la Tierra y cuanto contiene para uso de todos los hombres y pueblos”, y en el 43, cuando se advierte que “se deben asumir las implicaciones políticas de la fe y de la caridad”.
Esperemos que la Iglesia española sepa aprovechar el gran contenido profético y pastoral de este documento. Hay tarea para rato…
En el nº 2.949 de Vida Nueva.