Una obra de Reyes Adorna (Desclée De Brouwer). La recensión es de Juan Fco. Sampedro de la Torre
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Título: El origen de la infelicidad
Autor: Reyes Adorna
Editorial: Desclée De Brouwer
Ciudad: Bilbao, 2015
Páginas: 256
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JUAN FCO. SAMPEDRO DE LA TORRE | A lo largo de la evolución, la especie humana ha sobrevivido gracias a los instintos, las emociones y la capacidad de pensar o resolver problemas, adaptándose a las cambiantes circunstancias. Sin embargo, en la actualidad, estos mecanismos suelen provocar infelicidad, pues generan respuestas emocionales inadaptadas o llevan a estar demasiado preocupados por el futuro, pesarosos por el pasado, a compararse exageradamente con los demás…, entre otras erróneas creaciones mentales.
La obra de Reyes Adorna es un original viaje a la causa de la desdicha que pasa por conocer el funcionamiento de emociones, pensamientos y comportamientos, para intentar modificarlos y así disminuir los obstáculos que impiden una felicidad más humana y acorde con la propia naturaleza.
Basándose en los últimos avances neurocientíficos, a través de los capítulos se van analizando los anteriores mecanismos. Se reflexiona acerca de emociones e instintos, diseñados para protegernos y asegurarnos la supervivencia: miedo, ira, apego, culpa, tristeza, envidia… tienen su utilidad y su importancia, y la meta es, desde el autoconocimiento, llegar a comprenderlas para gestionarlas, evitando las trampas a las que nos suelen llevar en nuestro actual contexto vital.
No todo está perdido
Frente al huracán emocional e instintivo que tantas veces nos desborda, no todo está perdido, pues el cerebro racional puede supervisar y gestionar lo que ocurre en estos sistemas inferiores. El problema es que este mecanismo también usa atajos que no pocas veces provocan infelicidad. Por ello se impone el análisis de las estructuras cognitivas-mentales que generan creencias, distorsiones, pensamientos automáticos y contrafactuales. La angustia exagerada por el futuro o la carga de un pasado al que se vuelve obsesivamente pueden ser liberadas conociendo las falacias de estas estructuras mentales.
Para alcanzar los objetivos propuestos, aparecen ejercicios de terapia cognitiva, meditación, mindfulness, escritura terapéutica, visualización o terapia breve estratégica. Todas estas terapias psicológicas nos sitúan fuera de nosotros mismos para tomar el mando de nuestras emociones y nuestros pensamientos.
Citando a Eduardo Punset–quien afirma que “la ciencia está corroborando ahora que la gestión de las emociones básicas y universales debería preceder a la enseñanza de valores y, por supuesto, a los contenidos académicos”–, termina reflexionando sobre la importancia de educar a las nuevas generaciones en estos aspectos. Pues un niño que conoce las distorsiones de su mente, que sabe para qué sirven las emociones, las acepta y gestiona, tiene más probabilidades de mejorar el aprendizaje de asignaturas, de elaborar el fracaso o las equivocaciones, de aceptar las limitaciones propias o ajenas, y, en definitiva, de alcanzar una razonable felicidad.
En el nº 2.961 de Vida Nueva