M. GÓMEZ | Sin desmerecer en absoluto estas tres intensas semanas, los últimos días del Sínodo son los más relevantes. Desde ayer jueves y hasta el sábado se están votando las conclusiones de la Asamblea Sinodal, que se plasmarán en la relación final que se entregará al papa Francisco. Si se publica o no este documento final, inmediata o posteriormente, o si el Papa lo usará como base para su posterior exhortación postsinodal, es una decisión que compete exclusivamente al Pontífice y que no sabremos hasta mañana.
Lo que sí se conoce es que, hasta llegar a la redacción final que está revisando la Asamblea, ha habido 1.355 enmiendas (modi, en terminología sinodal) al documento de trabajo. El dato lo ha confirmado el P. Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, durante la rueda de prensa celebrada hoy viernes 23 de octubre.
El sacerdote jesuita ha asegurado que “los padres sinodales consideran que el borrador es un texto más ordenado y satisfactorio que el Instrumentum laboris” y que toca muchos temas, “desde los migrantes a la formación en pastoral familiar y experiencias de sufrimiento de la familia”. Relacionado con esto, probablemente mañana se publicará una declaración del Sínodo a propósito de la situación de las familias en Oriente Medio.
Siguiendo la práctica habitual de estas tres semanas, los tres padres sinodales invitados a comparecer hoy ante los periodistas han sido: el cardenal ghanés Peter Kodwo Appiah Turkson; el cardenal canadiense Gérald Cyprien Lacroix, que además fue moderador de uno de los círculos menores; y el salesiano belga Lucas Van Looy, obispo de Gante.
En su valoración sobre lo que ha supuesto el Sínodo, el cardenal Lacroix lo ha definido cómo “caminar juntos, escuchar y sobre todo experimentar la catolicidad de la Iglesia. Hemos podido desarrollar nuestro trabajo gracias a que nos hemos escuchado unos a otros, así como los testimonios y la sabiduría de las familias”. “Me voy mucho más esperanzado de lo que vine”, ha confesado. “La Iglesia tiene la capacidad de ofrecer a las familias algo maravilloso, y es nuestro deber pastoral caminar con ellas”.
Por su parte, el cardenal Turkson ha calificado la Asamblea sinodal como “una sesión de educación. Hemos sido educados a partir de la experiencia de la Iglesia en otros países”. Y para el futuro, ha asegurado: “Ha cambiado la situación de las familias; la Iglesia debe siempre escucharlas y acompañarlas en los cambios”. Con respecto al borrador de la relación final, el cardenal africano ha valorado el esfuerzo de “recopilar todos los diferentes puntos de vista de los padres sinodales. En mi opinión, faltan pequeños detalles que modificar, pero la mayor parte del trabajo está hecha”.
El obispo Van Looy ha añadido que el documento final “busca dar respuesta a todas las situaciones de los diversos países y diversas culturas”, y ha aclarado: “Incluso si hay votos diferentes o ideas diversas, no es un problema, porque para mí la diferencia es una gran riqueza”. “La palabra que deja este Sínodo es ‘ternura’, que la Iglesia aplica en casi todas las situaciones y con todas las personas”, ha concluido el belga.
Lombardi ha confirmado en la rueda de prensa lo que se rumoreaba desde hace meses y se supo ayer: al comienzo de la sesión vespertina del Sínodo, el papa Francisco anunció la institución de un nuevo dicasterio vaticano para los laicos, la familia y la vida.
Una comisión especial redactará el documento para delinear canónicamente las competencias exactas del nuevo organismo, que sustituye al Consejo Pontificio para los Laicos y al Consejo Pontificio para la Familia, y a él estará vinculada también la Academia Pontificia para la Vida.