RUBÉN CRUZ | Diez medidas. ¿Objetivo? Involucrar al Estado y a la sociedad civil en el refuerzo de la solidaridad para paliar los efectos de la crisis. Con este propósito nace el informe Crisis de solidaridad. Solidaridad ante la crisis impulsado por la Compañía de Jesús. Entre las medidas propuestas, se pide el desarrollo de los derechos humanos, la promoción de una cultura de solidaridad y una educación universal de calidad. Se trata de la primera vez en la que el conjunto de la Provincia de España se posiciona pública y conjuntamente sobre la crisis.
“Es verdad que algunas sectoriales habían emitido informes, al igual que provinciales. Pero ahora, la división de pastoral, de educación, de universidades y la social han consensuado el documento”, indicó Daniel Izuzquiza, director de entreParéntesis, en la presentación el 18 de noviembre en la Universidad Pontificia Comillas.
Los jesuitas denunciaron la crisis del Estado social y mostraron su preocupación por la corrupción, por lo que exigen la regeneración de la vida pública, que esperan con esperanza. Tras largos años de crisis, Izuzquiza considera que “tenemos la responsabilidad de posicionarnos e iluminar”. Para ello, siguen su principio de ver, juzgar y actuar.
El informe, que sale a la luz algunos días antes de que los diferentes partidos políticos hagan público sus programas electorales, pretende reforzar la solidaridad, porque “la crisis ha ido desmembrando las estructuras de solidaridad”, comenta Izuzquiza. En el documento se avala la tesis de que, aunque ante la crisis ha habido numerosos comportamientos solidarios, estamos también ante una “crisis de la solidaridad porque se han generado reacciones insolidarias, e incluso la crisis ha sido un estímulo para justificar la insolidaridad”.
“El Estado social sufre hoy una grave crisis, con la paradoja de que la solidaridad institucionalizada ha podido desactivar la solidaridad voluntaria y con la constatación de que el modelo de Estado social, tal como lo hemos conocido, es inviable en el contexto de la globalización. En todo caso, esta crisis impide volver a lo de antes y exige grandes dosis de imaginación y creatividad”, afirmó el director de entreParéntesis.
En este mismo sentido se manifiestó Raúl González Fabre, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Comillas: “Las respuestas de hace 30 años ya no sirven en la economía de nuestros días. Nuestro Estado de bienestar está construido bajo la premisa de que las nuevas generaciones son siempre más numerosas. Y esto hoy no es así”. Al mismo tiempo, adviertió de que las propuestas jesuitas son viables desde el punto de vista económico.
Por su parte, Cristina Manzanedo, abogada del Servicio Jesuita a Migrantes de España, señaló que este documento les permite dialogar con gente que no es católica, “de ahí su grandeza”. Además, “nos permite recuperar la solidaridad y servir a la reconciliación con un enfoque muy real”, subrayó. Como indica el papa Francisco, hay que poner a la persona en el centro. Y eso es precisamente lo que hace este documento.
Con la misma humildad lo presentan, porque “por supuesto que no somos la solución al problema, pero sí una gota que queremos que aporte en la buena dirección”, dijo Manzanedo. Y como las palabras no son suficientes, ellos ya se encuentran desarrollándolo en sus distintas obras por toda la Provincia de España.
En en nº 2.965 de Vida Nueva