Mermeladización papal

“La visita del Papa no tiene ningún fin político”

“La visita del Papa no tiene ningún fin político”

Cuando escribí la palabra mermeladización, me apareció en el computador con una enorme línea roja. No era para menos. No sé cómo definirla, si vulgarismo, barbarismo, neologismo, arcaísmo o un simple trabalenguas para no tildarla de verborrea. El caso es que alguien, obviamente perteneciente al campo de la politiquería, afirmó que la visita del papa Francisco era simplemente una mermelada usada por el presidente Santos para sus fines. Semejante disparate o al menos tontería, para no hablar de estupidez, obviamente no merece ni siquiera que nos pongamos a averiguar su fuente de proveniencia.

Lo que sí tiene que quedar claro, y esto no hay que explicárselo a la gente sencilla que sí es inteligente, es que la visita del Papa no tiene ningún fin político. Él no viene a apoyar la política de paz del presidente Santos, que es un camino para el logro de la paz. Tampoco viene a apoyar a la supuesta oposición a esta política de paz, que quisiera un poco más de fuerza. Ni mucho menos viene a unirse a los que se han puesto al margen de todo este asunto de la paz por cualquiera de los tantos motivos posibles: “Eso no tiene arreglo”, “¿Qué quiere que yo haga sin tener poder?”, “Eso es asunto de especialistas”, etc.

La paz es un anhelo de todos los colombianos y lo ha sido desde hace muchos años. La actual generación no ha conocido una nación en paz. Y muchos creen, válgame Dios, que lo que vivimos hoy es ya un estado de paz. Si no tienen la posibilidad de comparar con algún país de verdad en paz, no se van a convencer.

Entonces tenemos por un lado la paz y por el otro los caminos que conducen a la paz. Estos pueden ser muy variados y hasta opuestos. Son los medios para llegar al fin. Pues bien, el papa Francisco no viene a tomar partido por los medios que conducen a la paz, sino por el fin que es una paz permanente y estable. El filósofo Kant hablaba de la paz perpetua. A nosotros esa expresión nos da la sensación de muerte. Pero lo que él quería decir es que se desea una paz que no tenga reversa, que no deje atrás ninguna puerta abierta para los que quieran volver a la guerra.

La paz no es un proceso sencillo y de corta duración. Por eso dice el Papa: “La construcción de la paz es un proceso complejo, que no se agota en espacios o planes de corta duración. Hay que arriesgarse a cimentar la paz desde las víctimas, con un compromiso permanente para que se restaure su dignidad, se reconozca su valor y se repare el daño sufrido”.

Nada de párrafos que insinúen apoyo a una de las tantas posiciones políticas. El Papa nos invita “a seguir trabajando en favor de la justicia, de la fraternidad, del diálogo y del entendimiento, que son fundamentos de la construcción de una sociedad renovada. A luchar sin descanso contra toda forma de injusticia, de inequidad, de corrupción, de exclusión, males que destruyen la vida misma de la sociedad”.

Si el Papa entra en cuestiones particulares en cuanto a caminos para dar respuesta a la situación, lo hace dirigiéndose específicamente a la Iglesia: “Es preciso correr el riesgo de convertir toda la Iglesia, cada parroquia y cada institución, en un ‘hospital de campo’, en el lugar seguro en el que se puedan reencontrar quienes experimentaron las atrocidades y quienes actuaron desde la orilla de la violencia”. Nada de mermeladización.

Mons. Luis Augusto Castro

Presidente de la Conferencia Episcopal

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