La Iglesia se proletariza


Compartir

Reverdece el Primero de Mayo en la Iglesia. Tras años de invierno, la Pastoral Obrera se despereza del letargo forzado y hasta se organizan presentaciones de libros (editados por la Conferencia Episcopal, sí) donde se hace balance de los veinte años de un documento, La Pastoral Obrera de toda la Iglesia, que ni fue de toda ella ni llegó a ser clandestino, pero que no estaba entre los de cabecera.

“¿Obreros? Pero ¿cómo mantenéis todavía esa pastoral, si ya no existen los obreros?”, contó que le decían el obispo que más ha hecho por esta pastoral en los últimos años, Antonio Algora, en la presentación de Dignidad y esperanza en el mundo del trabajo. Eran tiempos donde se ignoraba a conciencia la existencia del conflicto social que se vivía en ese ambiente, algo que ha vuelto a poner de relieve Francisco, que sin anestesias habla de un sistema económico que mata. Y es que si existen estos brotes verdes se le debe a Bergoglio.

“Con la Iglesia de este Papa tenemos mucho camino que recorrer juntos sobre el futuro del trabajo”, dijo en la presentación el director para España de la Organización Internacional del Trabajo. Y Francisco Porcar, el editor de la obra, se felicitó porque las preocupaciones que los movimientos cristianos planteaban –a pesar de ser mal vistos– las recoge ahora el documento programático de esta nueva etapa en Añastro, Iglesia, servidora de los pobres. Sería ingenuo pensar que se van a producir conversiones en masa de los trabajadores. Pero no es poco que la Iglesia vuelva a sentir como propio –y lo manifieste– el dolor de sus vidas precarizadas.

La explotación laboral destruye más familias que las uniones irregulares. En Cáritas lo saben bien. Miles de trabajadores que no pisaban una iglesia encontraron consuelo y trabajo gracias a ella. Y ya saben en nombre de quién.

En el nº 2.986 de Vida Nueva

 

LEA TAMBIÉN: