ÁNGELES LÓPEZ | Irene G Punto ha unido en su tercer poemario, Carrete velado (Aguilar), la poesía y la fotografía. Ha invitado a catorce fotógrafos a que le envíen sus instantáneas a partir de sus versos. El resultado es un maravilloso poemario prologado por Luis Eduardo Aute, donde no se sabe si estamos ante ‘poemágenes’, ‘imagenoemas’ o ‘selfieversos’. Con la periodista, la puntera poeta joven, y la integrante del espectáculo Poesía es nombre de mujer, con el que recorre España, hablamos de versos, flashes y actualidad.
PREGUNTA.- Usted se puso en contacto con 14 fotógrafos para pedirles que hicieran instantáneas a partir de tres poemas que daría a cada uno, ¿qué ocurrió?
RESPUESTA.- Cada fotógrafo tenía la libertad de hacer la foto que sintiera al leer la poesía. Pero para poder trabajar todos en una misma dirección, creé una intrahistoria con ellos que se basaba en una relación sentimental entre poesía y fotografía. Ellas, como amantes secretas, llevan velando los carretes analógicos toda la vida. Así mantenían su amor en la clandestinidad. Y desde esa idea partieron todos los fotógrafos.
P.- ¿Nace este libro para desvelar un secreto?
R.- Sí, el secreto es que poesía y fotografía llevan años siendo amantes. Cada vez que una poesía se enamoraba de una fotografía la velaba. O para ella, o para nadie. Y en este poemario sale a luz este secreto porque el lector tiene la oportunidad de desvelar un carrete que ya estuvo velado y descubrir esta misteriosa historia de amor.
P.- Quien tenga un carrete velado en sus manos, tiene la posibilidad de participar en él…
R.- Como la poesía ya no quiere seguir dejando ver más fotografías, es el lector el que puede coger el testigo y acabar él el carrete. En la segunda parte del libro, cada poesía lleva el hashtag #desvelo y un número, por lo que ellos pueden, dejándose llevar por lo que la poesía les ha hecho sentir, hacer una foto y subirla a las redes sociales o mandarme un mail a irenegonzalezsanchez@gmail.com con su instantánea. Así, de alguna manera, es el propio lector el que termina el libro. En el poemario vienen bien explicadas las instrucciones para “desvelar”.
P.- También dice ver la vida en rima consonante: ¿La política actual no es asonante?
R.- La política actual es más bien un verso libre que no da para libro que va sin técnica, táctica, métrica, ni rima, ni rema, ni sana, ni suma, ni cura, ni va de cara, ni versa, ni besa, ni toca, ni corazón, ni boca.
P.- Y la internacional, con los atentados del ISIS, el drama de los refugiados… ¿Qué rima tendría?
R.- Podría contestarte con mucho pero lo haré con una micropoesía de tres palabras que no puede contener más verdad, realidad y sentimiento: Dueles, luego existes.
P.- Y el papa Francisco…
R.– Es un soplo de aire fresco en una habitación poco ventilada que, si bien airea, tampoco puede cambiar todo el peso de tantos años sin respirar a pleno pulmón.
P.- “En el momento de mi vida que más sentí que tocaba fondo, me rescató la poesía”…
R.- Para mí fue esa luz al final del túnel que muchos dicen que se ve antes de morir. Yo llevo escribiendo poesía toda mi vida, pero jamás pensé en publicar. Pero fue en ese momento donde se cerró el telón, se apagaron los focos y la función dejó de hacer gracia, cuando llegó Ella, me cogió de la mano y me insinuó que quería ser libro.
P.- ¿Es una mujer de fe?
R.- Tengo mi propio mundo interior, tengo una espiritualidad muy mía, muy de lo que me resuena, y ayuda. Hago mis meditaciones diarias y, sobre todo, sigo dos máximas en mi vida: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” y “nunca hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti”.
En el nº 2.989 de Vida Nueva