JOSÉ LUIS CELADA | Redactor de Vida Nueva
Primero fue YouCat, versión juvenil del Catecismo de la Iglesia Católica que se distribuyó durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid en 2011, una invitación a “estar más profundamente enraizados en la fe”, recordaba Benedicto XVI en el prólogo.
Ahora, coincidiendo con la JMJ de Cracovia, llega DoCat, la Doctrina Social de la Iglesia al alcance de las nuevas generaciones, para que sepan “qué hacer”. “Un manual de instrucciones –según Francisco– que, poniendo en práctica el Evangelio, nos ayuda a transformarnos primero a nosotros mismos, después nuestro entorno más cercano y, finalmente, todo el mundo”.
Sin cuestionar las propuestas papales, añadiría otro título a un improvisado tríptico para la pastoral juvenil: Grupos jóvenes de Jesús (PPC), de José Antonio Pagola y el escolapio Carles Such, cuyo objetivo es “vivir juntos un proceso de conversión individual y grupal a Jesús”.
Mientras la ciudad polaca se convierte estos días en la capital mundial de la juventud católica, no dejo de preguntarme por qué, en la iniciación cristiana, nos empeñamos en seguir construyendo la casa por el tejado.
En el nº 2.999 de Vida Nueva