INMA SOLER, Comunidad Villa Teresita | Millones de personas en el mundo malviven al raso, sin un techo o un vestido, víctimas de nuestra indiferencia. En el marco del Jubileo convocado por el papa Francisco, nos detenemos en otra de las obras de misericordia corporales: vestir al desnudo. Porque cuando alguien no tiene ropa o una casa ha perdido también sus derechos, su dignidad. La experiencia de la autora con drogadictos, prostitutas y tantos hermanos que sufren pobreza extrema, desprotección, olvido, enfermedad, violencia, hambre… nos deja una enseñanza: lo que más abriga es el amor.
Obras de misericordia (4): vestir al desnudo [extracto]
Publicado en el número 3.005 de Vida Nueva. Ver sumario