JESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Periodista
El 19 de noviembre de 1966 (VN, nº 549), tres años después de su asesinato, la revista recordaba al primer presidente católico de Estado Unidos, John F. Kennedy. La crónica subrayaba palabras pronunciadas por el demócrata la misma mañana de su muerte: “Estamos en el país de las locuras”.
Unas palabras que tuvieron más vigor que nunca el pasado 9 de noviembre, cuando el mundo se despertó y se dio cuenta de quién había ganado las elecciones: un magnate populista con un programa político vacío de contenido y una narrativa demagoga, misógina, xenófoba, vejatoria y racista.
Como la miniserie 11.22.63, basada en la novela homónima de Stephen King, podríamos preguntarnos cómo sería el mundo si alguien hubiera evitado el asesinato de Kennedy. Pero el pasado no puede modificarse. Y, en pleno siglo XXI, el pueblo ha votado a un candidato que prometió en su campaña electoral dar un vuelco a las políticas de Obama, reformando la sanidad, regularizando a inmigrantes y redefiniendo las relaciones internacionales, incluida la OTAN.
Un día antes de que Trump digiriese su victoria y recibiera informaciones confidenciales que le han convertido en un hombre con poder omnímodo, su hijo no podía mantenerse en pie y se dormía escuchando el primer discurso de su padre. Mientras el niño conciliaba con facilidad el sueño, algunos, en cambio, sufrían insomnio; y otros empezaban una pesadilla de cuatro años de duración.
Publicado en el número 3.012 de Vida Nueva. Ver sumario
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