ANTONIO PELAYO (ROMA) | Parece evidente que algo se está moviendo en el complejo ámbito de las relaciones entre China y la Santa Sede: dos obispos han sido ordenados para las diócesis de Chengdu y Ankang, respectivamente, Tang Yuange y Wang Xiaoxum, y se anuncia una tercera en Xichang. En los tres casos, las ordenaciones han sido autorizadas por la Santa Sede y consentidas por las autoridades de Pekín.
Estas buenas noticias se producen mientras siguen en curso –algunas fuentes diplomáticas hablan incluso de una aceleración– las negociaciones entre las autoridades chinas y el Vaticano orientadas al restablecimiento de normales relaciones diplomáticas. Los viajes de sendas delegaciones entre la antigua capital del celeste Imperio y el centro de la cristiandad prosiguen normalmente (la última ha tenido lugar a mediados de noviembre) sin que trascienda gran cosa sobre los temas tratados y las dificultades que obstaculizan el acuerdo que ambas partes afirman desear.
Publicado en el número 3.015 de Vida Nueva. Ver sumario
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