José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Sí. Un cura en Eurovisión


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JUEVES 1. Sí. Un cura en Eurovisión. Misionero redentorista, precisaría yo. Lo que faltaba por ver, dice alguno llevándose las manos a la cabeza. Pues sí, ¿y qué?, respondo provocador. El padre Damián se ha lanzado al casting popular del que saldrá el representante de España. Como uno más. En voz. Y en calidad del tema. Concurre en las mismas condiciones que el resto. Sin privilegios. Sin estridencias. Un nuevo escenario. Para Damián. Para la Iglesia. Y a los eurofans, que se pasan todo el año haciendo más quinielas que con el clásico, no les ha caído mal el candidato. Ni su canción. En inglés, por cierto. Thousand suns. Mil soles. [Las dos vocaciones del Padre Damián]

SÁBADO 3. Nunca me hubiese imaginado que acabaría echando una mano en un trabajo de Religión de mi sobrina sobre Lolo. Y que acabaríamos embaucando a Rafael Higueras, el entusiasta e incansable custodio del patrón de los periodistas católicos. Y yo, redescubriéndole una vez más. En cada gota de optimismo a pesar de su dolor. “Lo que cambiaría el mundo si por la mañana te levantaras con la intención de pegarle a todos el bicho de la bondad”.

DOMINGO 4. Isaías, el soñador. El que junta a la osa con la vaca. Al lobo con el cordero. Sin temor. Alguna vez he pensado que este profeta no tenía los pies en la tierra. Pero Dios siempre sorprende. Siempre. Y deja boquiabierto a quien reniega de la utopía. Juanjo lo enaltece en la homilía. Y trae a escena el desbloqueo de Cuba. Quién lo iba a decir. Pastando juntos el león y el buey. [Fidel Castro murió “agnóstico”]

LUNES 5. Mi madre entra en casa. “Aquí huele a pescado”. Yo, lamentablemente, no tengo tan desarrollado el sentido del olfato. Me preocupa. No por el mal olor que pueda desarrollar sin enterarme. Que también. Sino por minusvalorar la ausencia de sensibilidad interior. En medicina se llama parestesia. Una enfermedad que puede arraigarse también en el corazón de uno. Dejar de sentir.

MARTES 6. Tarde de cine. La reina de España. A mí no me defraudó. Han pasado unas cuantas décadas y hay cosas que no cambian. Diálogo entre Penélope Cruz y Loles León. Entre la señora y su asistente, que pone una vela y reza ante una imagen de la Macarena mientras se espera resolver la trama de la película. “¿Pero tú no eras atea?”, le pregunta. “Y eso ahora qué más da…”. Piedad popular. Aferrarse a la fe cuando nada ni nadie tiene más respuestas.

jose.beltran@ppc-editorial.com

Publicado en el número 3.015 de Vida Nueva. Ver sumario