Francisco da la palabra a los jóvenes


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No es nueva, no, aunque siga sorprendiendo la capacidad para estirar los límites del lenguaje, de inyectarle subjetividad hasta retorcer o expandir sílabas con las que ocultar nuestras vergüenzas. No nos gusta envejecer y nos hacemos trampas a nosotros mismos ante el espejo. No nos gusta la verdad y le inventamos un contexto amable que nos permita seguir la particular huida hacia adelante. Es la “contabilidad extracontable” de Luis Bárcenas. Se la escuchamos impertérrito y ya somos capaces de creernos que él no es él, sino que a ese señor siempre lo ha habitado el personaje que recreó Ibáñez en El tesorero, donde compartía realidad con Mortadelo y Filemón.

En la Iglesia, a veces, nos ha venido bien edulcorar la realidad con una “contabilidad extracontable”. Ha pasado con las vocaciones, por ejemplo, donde se hormonaban cifras y se inyectaba una espiritualidad botulínica cuyos efectos están a la vista. También con los jóvenes ha pasado algo así.

En la contabilidad de las JMJ aparecían números vigorizantes, campas llenas de sonrisas luminosas y un futuro realzado por un contorno de músicas y eslóganes reafirmantes. Pero la realidad era otra, una sangría de jóvenes en fuga por más que la Iglesia quisiera taponarla con una pastoral aislada del mundo.

Aquel preocupante divorcio lo detectaron, estudiaron y difundieron los informes que sobre los jóvenes publicaba periódicamente la Fundación SM. Pero el dibujo desconcertó a los pastores, que negaron la mayor y retorcieron el lenguaje hasta convertirlo en una lluvia de críticas en los medios afines. En su contabilidad extracontable figuraban unos activos juveniles tan sobrevalorados como volátiles, como la realidad se empeña en mostrar.

El Sínodo para los jóvenes que acaba de convocar el papa Francisco viene a reconocer sin maquillaje esta situación. Lejos de enmascararla, el Papa les da la palabra para que, con las cuentas claras, le digan a toda la Iglesia cómo se sienten y qué esperan. Revolucionario.

Publicado en el número 3.020 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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