‘The Young Pope’: un esperpento preconciliar

Jesús Sánchez Camacho, periodistaJESÚS SÁNCHEZ CAMACHO | Periodista

“Hermanos cardenales: la evangelización, ya está culminada. El ecumenismo, ya pasamos por ello. La tolerancia, ya no vive aquí”, anuncia inexpresivo e hierático. “Somos cemento sin ventanas; no miramos al mundo. Porque solo la Iglesia posee la verdad”, zanja con un grito seco. “Desde hoy la liturgia no será una reunión social. (…) No hay nada fuera de la obediencia de Pío XIII, nada salvo el infierno. (…) Y desde este día, la palabra consenso será eliminada del vocabulario”, resuelve distanciándose del anterior pontificado.

Así, Pío XIII (Jude Law) pronuncia su primer discurso a los cardenales, como si el Concilio no hubiera pasado por él. El cineasta Paolo Sorrentino ha creado a un papa que, con alegoría y exageración, representa a un sector minoritario de neopresbíteros que hoy desean restaurar la cosmovisión medieval. Un extraordinario reparto, vestuario, música electrónica, control de cada plano y morbosidad del argumento darán éxito a una serie con distintos perfiles de audiencia.

El 21 de enero de 1967 (VN, nº 558), Pérez Lozano apostaba por el diálogo, respondiendo a diez cartas de lectores, en contra y a favor de la línea del semanario. The Young Pope ha encandilado a la crítica. Y resultaría triste que los cristianos nos atrincherásemos en la apologética y no aprovechásemos el momento para hacer autocrítica y dar a conocer los verdaderos tesoros de la Iglesia: los evangelios.

Publicado en el número 3.020 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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