EL LIBRO DEL MES: 'La teología, a debate'

Sal Terrae publica la nueva entrega de la Obra Completa del cardenal Kasper

La teología a debate, libro del cardenal Walter Kasper, Sal Terrae

JOSÉ MANUEL LOZANO-GOTOR | La teología, a debate. Claves de la ciencia de la fe es la nueva entrega de la Obra Completa de Walter Kasper (vol. 6). Reúne 39 artículos escritos a lo largo de casi cinco décadas y permite acercarse a la imagen que de la naturaleza y función de la teología tiene el cardenal y teólogo alemán.

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El volumen se divide en cinco partes:

1) “La teología, ciencia de la fe”, donde se abordan, entre otros temas, la concepción teológica de la verdad y la tensión entre teología y magisterio.
2) “Fe e historia”, que brinda magníficas reflexiones sobre la historicidad de la fe y la teología de la historia.
3) “La Escuela Católica de Tubinga”, un homenaje a los grandes pensadores decimonónicos, en especial J. A. Möhler, cuya lectura moldeó decisivamente el pensamiento de Kasper.
4) “Perfiles de teólogos”, como los de Adam, Rahner y Lehmann.
5) “Posiciones teológicas a debate”, donde se analizan críticamente algunas obras (de Ratzinger, Küng, Moltmann, Schillebeeckx o Drewermann), pero también corrientes como la teología de la liberación o la teología hermenéutica.

La idea de teología de Kasper se define por los tres principios que alentaron el quehacer de los teólogos tubingueses del siglo XIX: cientificidad, eclesialidad y apertura a los problemas y preguntas de la época.

Los dos primeros no son sino explicitación de la clásica definición de la teología como fides quarens intellectum, la fe que busca intelección. Además de ser una experiencia eclesial, la fe viene mediada por la Iglesia, ya que esta nos pone en contacto con la persona histórica de Jesús y el Cristo resucitado. La teología debe alimentarse, pues, de la Escritura y la tradición; y solo desde ellas –y en diálogo con el magisterio– puede examinar e iluminar la vida y la praxis eclesiales. Tal reflexión crítica debe conformarse a las exigencias de la razón y ser científica en el sentido amplio del término medieval scientia; de lo contrario, no podrá dar ante el mundo razón de la esperanza creyente, como pide 1 Pe 3, 15.

Discernimiento

Pero la relación con la razón no acaba ahí, ya que la fe, en cuanto afirmación de lo creado, debe tomarse en serio los movimientos de búsqueda sincera del espíritu humano. Los teólogos han de estar muy atentos a lo que viven y piensan sus coetáneos y llevar a cabo un discernimiento que separe el grano de la paja. Esto vale también para la Modernidad (tardía) que aún impregna nuestras vidas: si bien sus unilateralidades amenazan hoy la vida sobre la tierra, ha vuelto a poner de relieve aspectos tan decisivos como la conciencia del carácter histórico de la realidad y el anhelo de libertad.

Pero hablar de historia y libertad remite de inmediato a la visión bíblica del mundo creado y del hombre, que tienen su fundamento en un Dios que libremente crea y se revela a sí mismo en la historia hasta el punto de entrar a formar parte de ella. La tarea de la teología consiste en pensar debidamente esa autorrevelación divina y, a su luz, el conjunto de la realidad. La teología que hoy necesitamos es una teología centrada en Dios, o sea, una teología “teológica”.

Y además una teología que valore su propia pluralidad y apueste por el diálogo como instrumento de búsqueda conjunta de la verdad. Buen ejemplo de ello es el esfuerzo de Kasper por conversar con teólogos tan dispares como Ratzinger y Küng (analizando dos obras emblemáticas: Introducción al cristianismo y Ser cristiano). En ambos sabe reconocer valiosas aportaciones, pero con ambos es crítico: con Ratzinger discrepa sobre la relación entre teoría y praxis, con Küng sobre el papel de la tradición.

Kasper trata siempre de formular de manera certera los problemas y de buscar con mesura no exenta de valentía soluciones viables. Eso es lo que le permite servir de puente entre posiciones encontradas. Eso… y el hecho de no haber “renunciado… a la esperanza de que es posible un diálogo objetivo y libre de tópicos, emociones e imputaciones sobre las cuestiones fundamentales de la teología” (p. 471).

Lo recomiendo por…

Nos muestra cómo entiende y practica la teología un hombre de Iglesia que confía en las posibilidades del diálogo crítico y pone a Dios en el centro de su reflexión.