RUBÉN CRUZ | “Lo nuestro es una historia de dar vida”. Loli (39 años) lo dice convencida. La mira su marido, David (38 años), que asiente. Mientras, Sofía –“mi preciosa Sofía” en boca de su madre– sigue pintando. Son un matrimonio creyente. Y no se esconden. Sin ambages. Dicen con orgullo que Sofía ha nacido gracias a la voluntad de una gestante. Pero lo tienen claro: “Nuestra hija también es fruto del amor de sus padres”. La pequeña nació en Illinois (Estados Unidos) hace tres años. Cuando crezca, sus padres le contarán sus orígenes. También su historia vital que les ha permitido convertirse en padres siete años después de comenzar a intentarlo.
Tras cinco años sometidos a un tratamiento de fertilidad, los médicos les comunicaron la imposibilidad de Loli para ser madre, puesto que presenta una malformación en el útero. Cerradas las puertas de la gestación natural, el matrimonio decidió tramitar la adopción de un menor. Pero la espera se les hizo eterna. “La única vía que vimos fue la gestación subrogada. Y nos lanzamos cuando nos hablaron de ello en la clínica de fertilidad”, cuenta David.
El matrimonio lleva 17 años de relación. Tras casarse en 2006, decidieron formar una familia. Pero no fue posible. “Éramos infelices”, dice sincero David. “Sofía nos ha devuelto la felicidad, porque pasamos años complicados, pero eso nos ha reforzado”, explica.
Siendo la gestación por sustitución el único camino de luz que veían, se decidieron a ello. “Rellenamos los papeles con nuestra información personal, en la que pusimos que somos católicos, porque de esta manera la agencia intenta buscar a alguien con una sensibilidad similar”, indica Loli. De hecho, ellos tenían una línea roja: “Pasara lo que pasara, no íbamos a abortar”.
En su camino se cruzó una gestante protestante que se define como provida. David aportó los espermatozoides. Loli, el óvulo. Y la mujer estadounidense les hizo poner negro sobre blanco que ella no abortaría bajo ninguna circunstancia. Todos contentos. ¿Y por qué quiso gestar a vuestro hijo?, preguntamos. “Nos dijo que su familia es lo más importante de su vida. Considera que tiene un don que Dios le ha dado para ayudar a otras familias a cuidar durante nueve meses de su hijo”, responden. (…)
“Todos los sacerdotes que conocemos nos han acompañado con cariño, para nosotros, con eso es suficiente”, dice Loli. David añade: “Nunca nos hemos sentido juzgados por nuestra iglesia”. Pero habla de la iglesia con minúscula. “Las opiniones vertidas por instancias eclesiales son palabras de unos pocos. Además, estoy seguro de que si conocieran a nuestra hija, su percepción cambiaría”, dice David.
Por eso, invitan a quien quiera a tocar su realidad: “Hay personas que, hasta que no conocen un caso, no son conscientes de la infelicidad que genera querer ser padre y no conseguirlo”. Así, “no creemos que tengamos que ocultarnos por haber luchado por tener una hija”, recalca Loli. (…)
Ellos huyen de la denominación “vientre de alquiler”. Y es que “no hemos alquilado nada, no hemos usado a nadie, solo hemos dado vida. Nadie tiene que pedir perdón por dar vida, porque no hemos perjudicado ni hecho un mal a nadie”, dice tajante Loli, que pese a ser creyente no dudó en agarrarse a su último tren para ser madre.
En la elaboración de este reportaje, Vida Nueva se ha puesto en contacto con personas de distintos ámbitos para recoger todos los puntos de vista sobre la maternidad o gestación subrogada. Los resumimos a continuación, a modo de titulares:
La familia:
La mujer gestante:
Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española:
Movimiento ‘No Somos Vasijas’:
Pedro Fuentes, presidente de ‘Son Nuestros Hijos’:
Sara Altamirano, abogada especializada en gestación por subrogación:
María del Carmen Massé, secretaria de la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia Comillas:
Patricia Reyes, responsable del Área de Mujer de Ciudadanos:
Miguel Tellado, secretario general del PP de Galicia:
Soraya Vega, responsable de Igualdad de la Comisión Gestora del PSOE:
Clara Serra, responsable de Igualdad de Podemos:
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