“La vida consagrada no es una realidad aislada y marginal, abarca a toda la Iglesia y está en el corazón mismo de toda la Iglesia. Es un elemento decisivo de toda la Iglesia”. Con esta contundencia se manifestó el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, durante la conferencia de apertura de la 46ª Semana Nacional de Vida Consagrada, organizado por el Instituto Teológico de Vida Religiosa, que acoge hasta el próximo domingo 27 de abril, bajo el lema “Tras las huellas de la belleza”.
Ante un auditorio Ángel Herrera abarrotado de religiosos, el cardenal quiso dar las gracias “por todos aquellos que en el secreto de vuestro corazón os entregáis a Dios y lo encarnáis en lugares concretos donde os envían para hacer presente vuestro carisma”. Osoro se detuvo en este último término para reivindicar, con una perspectiva profética, cómo “el carisma tiene capacidad para encarnarse en las historias concretas de cada ser humano, porque Dios se acerca a cada persona”.
“A veces me pregunto qué pasaría en algunos lugares de Madrid si faltara la presencia de la vida consagrada… Cuando recorro la diócesis, descubro que los consagrados estáis en las obras que más significatividad tiene el amor de Dios”, reflexionó el cardenal, a la vez que recordó el inicio de su vida de fe, “con una religiosa que conocí en Torrelavega y que hoy, con más de 90 años, sigue trabajando con los más pobres”. Desde esta mirada invitó a los religiosos a “seguir regalando a la Iglesia particular el bello escándalo del amor”.
A partir de ahí, desarrolló un programa de acción para la vida consagrada basado en la misericordia para “entregar alegría y entrar en la alegría de Dios”. Desde ahí, instó a toda la Iglesia ponerse manos a la obra para testimoniar “una misericordia revolucionaria, no burocrática ni de término medio. Hay que llevar la misericordia hasta lo más profundo del ser humano, porque el mundo se está retorciendo de dolores”. Para ello, propuso no aplicarlo desde “una Iglesia teórica, sino desde el trabajo en la Iglesia local”.
“¿Se puede hablar de belleza después de Auswitch, en las pateras, en una cruz? ¿Se puede hablar de belleza en Cristo crucificado?”, se preguntó durante la inauguración de las jornadas el director del ITVR, el claretiano Carlos Martínez Oliveras, que subrayó cómo “la belleza es el lugar donde Dios brilla”. Tras repasar los distintos ponentes, sentenció que “la belleza salvará a la Iglesia, la belleza salvará a la vida consagrada”.
En esta misma línea, se manifestó la presidenta de Confer, Mariña Ríos, al señalar que “la belleza tras la que vamos es la que vamos es Jesús, su seguimiento, contemplarlo y dejarnos afectar por él”. Por su parte, Pedro Belderrain, superior provincial de los claretianos de Santiago, tuvo un recuerdo especial para el fallecido Alberto Iniesta, obispo auxiliar de Madrid y colaborador de Vida Nueva.
Desde la profecía de la belleza en la Vida Consagrada, el claretiano sentenció: “Ya sé que hay peligrosas novedades, pero sería mala señal que habláramos solo de éstas y no habláramos nunca de las peligrosas antigüedades”. Además, los religiosos estuvieron respaldados en esta primera jornada por tres miembros de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada: el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge; el obispo de Tarazona, Eusebio Hernández Sola; y el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Luis Ángel de las Heras.