Persiste la incertidumbre por cuenta del secuestro en Malí de la Hna. Gloria Cecilia Narváez, misionera franciscana de María Inmaculada, quien en los últimos años ha desempeñado su labor en la aldea de Karangasso, situada en el sur del país africano.
En la noche del martes 7 de febrero un grupo de hombres armados irrumpieron en su residencia y se llevaron a la fuerza a la religiosa nariñense. Para salvaguardar su seguridad, las otras religiosas de la congregación que hacían presencia en la región junto a la hermana Gloria Cecilia han debido dejar la aldea. Como consecuencia, el futuro de la misión es incierto.
Según explicó a Vida Nueva la hermana Nohemí Quesada, superiora general de la congregación, no se tenían antecedentes de hechos violentos contra la vida consagrada en el sur de Malí. El país es mayoritariamente musulmán, pero hasta el momento no es posible asegurar a ciencia cierta si el secuestro corresponde a un acto de persecución religiosa. Podría tratarse también de un hecho asociado a la delincuencia común, en medio de condiciones acuciantes de pobreza. La congregación evita emitir lecturas sin fundamento y espera que haya total claridad. Por lo pronto no hay interlocutores por parte de los secuestradores.
Religiosas de otras partes del mundo se han ofrecido para asumir la misión. El criterio del instituto ha sido cultivar la esperanza de que la religiosa será liberada y aguardar a que lo ocurrido se esclarezca antes de dar el próximo paso para que nadie más corra peligro.
Además de acciones evangelizadoras, las misioneras atendían en la localidad un puesto de salud y desarrollaban procesos de alfabetización para adultos en varias aldeas. Igualmente adelantaban acciones orientadas a la promoción de la mujer y al fomento de mejores condiciones de alimentación para hacer frente a las temporadas de sequías. Cuatro mujeres de Karangasso se han ocupado por el momento de un hogar para recién nacidos también creado por las religiosas.
La hermana Gloria Cecilia tiene 56 años. Nació en el municipio de Buesaco (Nariño) y atesora 30 años de vida religiosa. Se formó como educadora en la Universidad Mariana de Pasto. Trabajó en Mocoa (Putumayo) y fue directora de un colegio de la congregación en Samaniego. Más tarde, se desempeñó como misionera en la región mejicana de Michoacán. Después, se ocupó del cuidado de religiosas ancianas de su congregación en Suiza. Su primer destino en África fue Benín, donde trabajó al servicio de niños pequeños y en función de la formación de maestros. De allí se desplazó a Malí, donde asumió como superiora de la comunidad de Karangasso.
A las franciscanas de María Inmaculada no les han faltado muestras de solidaridad en las últimas semanas. La congregación intensifica sus oraciones, pidiendo el pronto regreso de la hermana Gloria Cecilia, mientras la Iglesia local de Malí, el instituto y otras organizaciones cristianas hacen incidencia para que avancen las investigaciones.