El papa Francisco ha enviado un videomensaje con motivo de la presentación de las obras completas de Lorenzo Milani, el conocido párroco y educador de la escuela del pueblo italiano de Barbiana, en el 50º aniverasrio del fallecimiento del sacerdote. Esta presentación ha tenido lugar en la última edición de la Feria de los editores italianos celebrada en Milán (19-23 de abril).
El Papa se ha referido a la obra de este cura de la Toscana, fallecido a los 44 años, autor del libro Cartas a una maestra, como la de un innovador. “La educación familiar de Milani provenía de unos padres no creyentes y anticlericales que lo habían educado en una dialéctica intelectual y en una franqueza que a veces podrían parecer un poco ásperas, incluso rebeldes”; pero, recuerda el papa, estas actitudes sufrieron también su propio camino de conversión en 1943 y, luego, a través del ministerio sacerdotal.
Esta historia personal “le supuso la incomprensión de las estructuras eclesiásticas y civiles, de su propuesta educativa, de su predilección por los pobres y la defensa de la objeción de conciencia”. “La historia se repite siempre”, se ha lamentado el Papa, que indica que le gustaría que se recordase a Milani también y “sobre todo como creyente, enamorado de la Iglesia aunque herido, y educador apasionado con una visión de la escuela que me parece que sigue respondiendo a las necesidades del corazón y de la inteligencia de nuestros niños y jóvenes”.
Lorenzo Milani, concluía el papa, ha sido un “testigo de Cristo y del Evangelio, que ha buscado siempre, desde la consciencia de ser un pecador perdonado, la luz y la ternura, la gracia y el consuelo que solo Cristo nos da y que podemos encontrar en la Iglesia nuestra Madre”.
Sin miedo a la realidad
Haciendo suyas las palabras del sacerdote educador, Francisco ha recordado lo que en 2014 había pedido a las escuelas italianas: que sean sinónimo de “apertura a la realidad”. “No tenemos derecho a tener miedo de la realidad”, ha sentenciado, de nuevo, el Papa.
Esta es la actitud que Francisco ha resaltado en Milani, un educador cuyo secreto no está en una actitud de rebelión “sino de amor y ternura por sus hijos, ellos eran su rebaño, por ellos sufrió y luchó, para darles la dignidad que tantas veces se les había negado”.
Para el papa Francisco, la clave de la acción educativa del cura de Barbiana está en su vocación: “La suya era una inquietud espiritual, alimentada por el amor a Cristo, por el Evangelio, para la Iglesia, para la sociedad y para la escuela que soñaba cada vez más como ‘un hospital de campaña’ para ayudar a los heridos, para recuperar los marginados y a los descartados”, ha señalado.