Hablar con el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, es una experiencia que genera serenidad. Aun cuando el ámbito de ese diálogo sea un estudio de televisión, un espacio siempre cargado de tensión, la calma que transmiten su voz y su actitud se va contagiando poco a poco a todos los presentes. Tranquilo y preciso, va respondiendo a las preguntas sin irse del tema y refiriéndose siempre a lo esencial. Aunque habitualmente no concede entrevistas, en ningún momento se lo nota incómodo, al contrario, es él quien asume con normalidad su protagonismo y el que crea un ambiente cercano y cálido.
Las preguntas comenzaron haciendo referencia al próximo sínodo arquidiocesano al que ha convocado. Al hacerle notar que ese término, “sínodo”, no figura en el lenguaje habitual de las personas y que puede sonar algo incomprensible, explica que la palabra quiere decir “hacer juntos el camino” y que es a eso a lo que se está invitando. “Caminar juntos”, fácil de decir y de explicar, pero complejo de concretar. Ya sea en la Iglesia, en la familia, en la vida política o en cualquier ámbito, caminar juntos resulta en nuestros días un esfuerzo permanente que exige lo mejor de cada uno y que no todos están dispuestos a realizar.