Cono Sur

Estar de acuerdo en cosas distintas

En medio del debate sobre la laicidad en Montevideo, legisladores han propuesto instaurar el 6 de abril como el Día de la laicidad.





Nadie pone en duda que el Uruguay sea un país laico, con una fuerte tradición en este sentido y, a esta altura, viendo los distintos comentarios y declaraciones que diferentes personalidades han hecho públicas en los últimos años, en el país no hay nadie que quiera cambiar esa realidad. Por lo menos nadie con un peso considerable. Lo que no está para nada claro es qué significa el concepto de laicidad y cuáles son sus implicancias.

Desde hace más de dos años, este debate resurge periódicamente en la arena pública, tanto en los medios de comunicación como en instancias de deliberación política. Quizás ya no tanto en los asados familiares, donde probablemente estas discusiones se hayan logrado zanjar –ya sea en el acuerdo como en el desacuerdo– de un modo mucho más rápido y simple que en el debate más intelectualizado y politizado.

Si bien han sido variadas las instancias que dispararon estos estallidos de debate ferviente, se puede pensar que estos fueron y son simplemente “focos calientes” que han cobrado protagonismo en el marco de un enfrentamiento más prolongado y sostenido que se viene librando desde que el hoy cardenal Daniel Sturla asumiera como arzobispo de Montevideo a principios de 2014. Es que Sturla es quien más se ha esforzado por instalar el concepto de “laicidad positiva”, que enfatiza la dimensión abierta y pluralista de la laicidad como garantía de que todos puedan expresar su voz en la esfera pública, por oposición a la concepción laicista, que entiende que la religión debe limitarse principalmente a la esfera privada y que lo público debe mantenerse “ascético” a toda expresión religiosa de cualquier tipo. Si bien varios intelectuales ya hablaban sobre esto, fue él quien generó el debate a nivel más amplio.

Si bien estos focos calientes han sido variados –incluyendo una jura de la bandera por niños de primara realizada en la Catedral, la expresión de figuras religiosas en debates públicos, o la campaña de las balconeras por Navidad– hubo un foco rector de estos años de debate: el pedido de un grupo de laicos de instalar, asumiendo todos los costos, una imagen de la Virgen María en la rambla costanera de Montevideo, en un lugar donde hace años se realiza en verano el Rosario de Bendiciones para las Familias. Hace tiempo que este tema se encuentra trancado en el organismo legislativo del gobierno departamental, donde la votación nunca llega a realizarse, aunque según declaraciones de los ediles en los medios no se alcanzarían los votos requeridos para su aprobación. No obstante, es necesario aclarar que esta es una polémica exclusivamente capitalina, ya que en el interior del país la presencia de imágenes religiosas en la vía pública son aprobadas todo el tiempo sin mayor discusión ni controversia.

 

Fuente de la Plaza Matriz, frente a la Catedral de Montevideo. / Gabriel Hernan

Sí a María

Si bien Sturla ha manifestado que de haber sabido el conflicto que esta imagen desataría no habría apoyado la iniciativa, pero “ahora que la polémica está instalada, defender la instalación de la estatua es defender la verdadera laicidad”. Por eso, desde fines de marzo la Iglesia montevideana viene realizando una campaña titulada Sí a María para promover la instalación de la imagen. Con un video realizado por ICMtv a fines de marzo, que parte de la consigna Si te dicen María, ¿qué pensás?, se muestran distintas respuestas de creyentes y su opinión sobre la pertinencia de la estatua en la rambla. “Entonces… ¿por qué no darle un lugar en tu ciudad?”, concluye. Y también lanza el hashtag #SiaMaria. A su vez, en la pasada misa crismal Sturla hizo referencia a una “hermosa” fuente que se encuentra en la Plaza Matriz, frente a la Catedral metropolitana, con abundancia de símbolos masónicos: “¿Alguien piensa que la masonería invade el espacio de la Plaza Matriz? Nadie”, señaló.

 

¡Feliz día del laico!

En medio de todo esto, un conjunto de legisladores de todos los partidos políticos con representación parlamentaria presentaron un proyecto de ley que propone instaurar el 6 de abril como Día de la laicidad. En su exposición de motivos, se expresa la intención de que la laicidad “siga siendo la base de la convivencia democrática y pacífica que ha caracterizado a la República, sobre todo buscando que el espíritu laico siga formando parte del ser nacional uruguayo”. La fecha se debe a que ese día de 1909 entró a regir la ley que eliminaba y prohibía la enseñanza de religión en la escuela pública. La comisión encargada del tema resolvió votarlo sin discusión, para que el debate se diera en entre todos los parlamentarios.

Si bien algunos sacerdotes contestaron la elección de la fecha, proponiendo algunas alternativas, si es “de pluralidad y libertad, soy el primero en decir que sí”, remarcó.

Sin embargo, otros sostienen que la interpretación del concepto de laicidad es y siempre ha sido único, y que en el fondo al plantear su concepción de “laicidad positiva” el cardenal pretende violar un claro mandato constitucional: que el Estado “no sostiene religión alguna”.

Definitivamente, los uruguayos estamos todos de acuerdo en el valor de la laicidad. Simplemente no estamos del todo seguros qué significa.

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