Ante la situación de emergencia humanitaria que se vive en México a causa de la repatriación masiva de connacionales indocumentados y el aglutinamiento de miles de hermanos migrantes centroamericanos que buscan alcanzar el llamado “Sueño Americano”, la Iglesia católica asume la responsabilidad histórica de actuar al servicio del pueblo y se compromete a continuar caminando junto a los migrantes “porque ellos también son Pueblo de Dios”.
Así lo dio a conocer la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) a través de un comunicado firmado por el Presidente del organismo, el Card. Francisco Robles Ortega, en el que además se establecen las líneas de acción a seguir para atender esta emergencia, misma que han calificado de grave, pues la perspectiva no apunta hacia una mejoría, “sino a tener grandes afectaciones en todo México y en la región en su conjunto”.
En primer lugar, los obispos del país se comprometieron a no ser omisos ante las declaraciones y acciones “intimidatorias, discriminatorias y criminalizantes” del gobierno de Donald Trump en contra de los migrantes, “de su buena fama, de su paz y tranquilidad, en contra de la unidad de sus familias y de su legítimo derecho a ejercer un trabajo digno”, “y que agravian al pueblo mexicano y latinoamericano”.
Y tampoco dejar de lado la vergonzosa situación que desde hace muchos años se presenta en México, principalmente respecto de los migrantes centroamericanos, que muchas veces son víctimas del crimen organizado, de extorsiones y de trato inhumano, pero también del “deficiente Estado de Derecho y del poco aprecio a los derechos humanos también en nuestro propio territorio”.
Líneas de acción
El Episcopado Mexicano ha propuesto acciones concretas para enfrentar la emergencia, entre ellas, generar espacios de reflexión para promover ideas, estrategias y acciones al interior de las diócesis y de cada parroquia, en favor de los migrantes, así como apoyar las reuniones episcopales del triángulo norte-sur (México, Guatemala, Honduras, El Salvador), para trazar líneas comunes de acción, y colaborar con los organismos internacionales que acompañan a los migrantes.
Los Obispos se han propuesto también apoyar la articulación de la emergencia a favor de los migrantes, a través de las redes latinoamericanas ya existentes del CELAM, como REPAM y CLAMOR, “todo ello para colaborar unidos, y luchar para que no existan muros ni militarización entre comunidades hermanas”.
El diálogo con los Estados Unidos y Canadá será otra de las principales acciones, por lo que el Episcopado se ha propuesto participar en las principales reuniones de la sociedad civil de los tres países, que tengan como objetivo enfrentar juntos los problemas comunes en la materia.
Sobre el endurecimiento de las políticas migratorias que el presidente Trump ha anunciado y comenzado a ejecutar, el texto señala: “respetamos el derecho del gobierno de los Estados Unidos de cuidar sus fronteras y sus ciudadanos, pero creemos que una aplicación rigurosa e intensiva de la ley, no es la manera de alcanzar sus objetivos. Por el contrario, estas acciones son en muchos casos abusivas, violando derechos humanos elementales, y generadoras de alarma y temor entre los inmigrantes, desintegrando muchas familias sin la mayor consideración”.
En el comunicado recordaron que los obispos de la frontera norte de México y sur de Estados Unidos, han venido dialogando comprometidamente desde hace más de veinticinco años para una mejor atención de las comunidades de migrantes, trabajo que se reforzará para “evitar que los muros lastimen más el tejido social de nuestras comunidades fronterizas”.
En territorio mexicano, se comprometieron a apoyar a las diócesis, principalmente a aquellas con mayor número de migrantes, en momentos en que se requiera diálogo con autoridades y representantes de organizaciones de la sociedad civil, y a través de la Dimensión Episcopal de la Movilidad Humana, se fortalecerá a los agentes de pastoral para que se pueda coordinar de manera articulada y eficaz las acciones a favor de los migrantes.
Finalmente, recordaron que existen más de 60 casas de migrantes, además de otros centros y parroquias administradas por diversas organizaciones de la Iglesia católica. “Éstas son una respuesta importante, aunque todavía limitada que requiere ser más promovida y alentada”. En este sentido, informaron que difundirán un “Directorio nacional” de casas, centros y agentes que trabajen con migrantes, y propiciarán reuniones que promuevan la sinergia entre estas iniciativas, incluso de otros credos religiosos.
En síntesis –señala el texto– “pondremos toda nuestra disposición para atender las necesidades de emergencia humanitaria de forma inmediata, y al mismo tiempo, daremos los pasos necesarios para la corrección estructural de las causas que generan dicha emergencia”.
El documento concluye citando al papa Francisco y encomendando a los hermanos migrantes al amor de la Virgen de Guadalupe: “Nos ha dicho el papa Francisco en Ciudad Juárez: ‘La noche nos puede parecer enorme y muy oscura, pero en estos días he podido constatar que en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza; he podido ver en muchos de sus testimonios, en sus rostros, la presencia de Dios que sigue caminando en esta tierra, guiando y sosteniendo la esperanza; muchos hombres y mujeres, con su esfuerzo de cada día, hacen posible que esta sociedad mexicana no se quede a oscuras’”.