África

Francisco en Egipto: para entender la importancia de la visita a Al-Azhar





La visita de Francisco a la mezquita-universidad de Al-Azhar de El Cairo y a su rector, el Gran Imán jeque Ahmed Mohamed Al–Tayyib, es, en mi opinión, el momento más importante del viaje papal a Egipto, que comienza hoy viernes 28 de abril.

La Universidad en cuestión se remonta a muchos siglos atrás. Fue fundada en el año 973 por la dinastía fatimí. Su nombre significa ‘La Resplandeciente’ y alude a Fátima al Zahra, la hija de Mahoma y esposa de Alí. Nació como institución chiíta, pero hoy es la más prestigiosa referencia del islam sunita; salvadas las distancias –ya que no tiene jurisdicción–, podría ser considerada como el Vaticano de esta familia musulmana, la más numerosa del mundo. Su magisterio es seguido, pues, por millones de fieles en todos los continentes.

El complejo universitario de Al–Azhar es enorme: cuenta con numerosos colegios y un número de alumnos que ronda los 200.000 en Egipto y casi un millón en todo el mundo, a través de los numerosos institutos diseminados en muchos países de África, Asia y algunos de la ex Unión Soviética. Su objetivo es formar a los ulemas, predicadores y misioneros del islam en los cinco continentes, a los que ofrece becas de estudio gracias a las generosas subvenciones de países como Arabia Saudita y otras monarquías del Golfo.

Las relaciones entre la Santa Sede y Al-Azhar han atravesado épocas diversas; en los años 70 se iniciaron unos prometedores contactos que prosiguieron sin problemas durante varias décadas. Durante el pontificado de Benedicto XVI, con motivo de su mal interpretado discurso de Ratisbona en septiembre del 2006, y otras declaraciones suyas mal traducidas con motivo de los atentados contra los coptos de Alejandría en el 2011, sufrieron una congelación.

Han sido necesarios no pocos esfuerzos de acercamiento por parte del Vaticano para reanudar los contactos. Es un deber reconocer que se debe a la tenacidad del cardenal Jean Louis Tauran y del secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, el monseñor sevillano Miguel Ángel Ayuso, el restablecimiento de una sintonía.

Esta fue puesta de manifiesto en la audiencia que Francisco concedió al Gran Imán en mayo del 2016, al que recibió con la frase: “Nuestro encuentro es el mensaje”. Ambos concordaron su rechazo de toda utilización de la religión como pretexto para la violencia y el terrorismo. Al-Tayyib invitó a Bergoglio a devolverle la visita y a su invitación se debe en muy buena parte, que el Santo Padre viaje a El Cairo.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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