Las mujeres afrodescendientes buscan mayor participación política

La Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas (C.N.O.A) ha llamado la atención sobre la necesidad de avanzar en una mayor participación de mujeres afrodescendientes en instancias de representatividad política.

Cinco datos reunidos por la institución dan cuenta del desafío por delante: solo seis mujeres afrocolombianas han logrado acceder a curules en la historia del Congreso de la República. Actualmente, de las 268 sillas, solo una le corresponde a una mujer de esta colectividad. Ninguna mujer afrodescendiente es gobernadora departamental. En los diez departamentos que, según el DANE, cuentan con más población afro, únicamente el 11,9% de las mujeres concejales provienen de esta porción del pueblo. Y, a nivel nacional, de las 134 mujeres alcaldesas, solo once son afrodescendientes.

Según Danny Ramírez, integrante del área de derechos de la mujer y equidad de género del equipo técnico de la C.N.O.A, estas cifras se convierten en una pirámide a la inversa cuando se unen analíticamente con las cifras de los impactos diferenciales del conflicto armado en el país. “Las mujeres afro estamos en la base, en relación con los espacios de representatividad; pero en los espacios de victimización estamos en la cúspide”. “¿Qué quiere decir esto? Que si no llegamos a los espacios de representatividad política es difícil que nuestras vulnerabilidades sociales se puedan superar. ¿Quién llevará nuestra voz? ¿Quién puede motivar que las políticas públicas en Colombia permitan superar las diferencias que tenemos en materia de economía, de salud, de educación y de poca participación?”.

Encuentro internacional

Para hablar sobre la participación política de las mujeres afrocolombianas en la construcción de paz territorial la C.N.O.A. realizó el 27 y 28 de abril un foro internacional. La actividad se llevó a cabo en instalaciones de la Universidad del Rosario, en el centro de Bogotá, y contó con la participación de líderes afrodescendientes de diversas partes del país, así como de mujeres afro de destacada acción a nivel continental, como la exdiputada dominicana Guadalupe Valdez; Margarette May Macaulay, segunda vicepresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y Carmen Cecilia Ramírez, directora ejecutiva del Centro de Desarrollo de la Mujer Negra Peruana.

En conversación con Vida Nueva, Ramírez manifestó: “avanzar en el acceso a espacios de representatividad pasa por el empoderamiento, la visibilidad y perder nuestros miedos para poder participar en lugares donde se toman decisiones: una estrategia para poder cambiar nuestras vidas”. El foro alentó su lucha contra el racismo y el machismo en su país. Después de 40 años, por primera vez se les formula a los peruanos una pregunta que aborda su auto-identificación étnica. Esto en el marco de un censo sobre población y vivienda próximo a realizarse. Carmen Cecilia participa de las acciones en favor de que los afroperuanos asuman su identidad públicamente, conscientes de que ello podría favorecer futuras estrategias para una transformación social que reivindique sus derechos. A este nivel su experiencia se vincula con la de quienes la escucharon el día viernes.

Además de hablar sobre la necesidad de que las mujeres afro aspiren a cargos de representatividad, en el foro se insistió en la importancia de revaluar las reglas sobre participación efectiva descritos por la ley 581. Ésta determinó que mínimo el treinta por ciento de los cargos de nivel decisorio habrán de ser desempeñados por mujeres. La propuesta se refiere a una especificidad sobre qué mujeres deben representar, con el fin de que se salvaguarde el derecho de afrodescendientes a contar con integrantes de su pueblo en los espacios de decisión. Otra iniciativa consiste en exigirle a los partidos políticos que potencien y visibilicen la participación de las mujeres negras dentro de sus colectivos.

Según Aura Dalia Caicedo, una de las líderes que participaron de la actividad, “caminar al ritmo del mismo son y al vaivén de la misma marea” se constituye en uno de los retos del movimiento de las mujeres afro del país. Hacer frente a los desafíos les exige una apuesta articulada, a través de sus procesos organizativos. He ahí uno de los valores del foro y del trabajo que lo motivó.