PREGUNTA.- ¿Qué aportaría a la Iglesia hoy?
RESPUESTA.- De María de Nazaret tenemos pocos datos en el Nuevo Testamento, pero algo que se destaca con fuerza en las narraciones en las que aparece es su capacidad de permanencia en los momentos difíciles y cómo los afronta. Ella no se echa atrás en las dificultades, a veces no entiende lo que ocurre,pero sigue ahí, acompañando, acogiendo, casi siempre en segundo plano. La Iglesia hoy necesita ese referente de María. Necesita descubrir ese modo de estar en el mundo que significa permanecer contra toda evidencia (Mt, 1-2), mantenerse fiel comprendiendo lo diferente (Mc 3, 31-35), acompañar con ternura el sufrimiento de otras y otros (Jn 19, 25-27), y construirpuentes (Jn 2, 1-11).
P.- ¿Por qué debería ser el modelo de mujer?
R.- El evangelio de Lucas recuerda a María subiendo a la montaña para visitar a Isabel (Lc 1, 39-56). Al saludar Isabel a María, la reconoce bendecida por Dios, preñada de la salvación y con una fe inquebrantable. María responde al saludo con el Magníficat. Mirar a María proclamando el Magníficat puede ser referente para las mujeres en la Iglesia, porque nosotras también tenemos una palabra profética que proclamar, también estamos llamadas a salir de nuestros lugares tranquilos, de nuestras casas y subir hacia la montaña llevando a Jesús en nuestras entrañas. Mirar a María es confiar que Dios también cumple sus promesas en nosotras, a pesar de las dificultades, de las incomprensiones, del tiempo de espera.
P.- ¿Qué características presenta que no tenga la mujer en la Iglesia en la actualidad, o que se tendrían que potenciar?
R.- María muchas veces ha sido releída desde parámetros muy patriarcales y se la ha presentado como modelo de sumisión y silencio reforzando en la vida de las mujeres su rol secundario en la sociedad y en la Iglesia. Es difícil todavía romper esos estereotipos y ver a María de Nazaret más allá de su rol de madre y esposa. Cuando contemplamos a María asumiendo un embarazo diferente, atreviéndose a cuestionar a su hijo en las bodas de Caná, caminando en la incertidumbre y aceptando la misión itinerante de Jesús… podemos encontrar en ella la audacia de la fe en un Dios que es misericordia y perdón, el poder de la esperanza y la capacidad de mantenerse en la lucha sin dejarse dañar.
PREGUNTA.- ¿Qué aportaría a la Iglesia hoy?
RESPUESTA.- Para descubrir qué aportaría a la Iglesia, hay que tener en cuenta la situación en la que se encuentra su pueblo y la respuesta que ella da. Betulia, pueblo de Judit, se ve asediado por el ejército asirio de Nabuconodosor. La gente, atemorizada por la escasez de agua, pide a Ozías, jefe del pueblo, que entregue la ciudad. Este ruega que resistan cinco días, tiempo que le da al Señor para que actúe y despliegue su salvación y su misericordia con ellos. Desde su casa, Judit, conoce la situación de su pueblo (Jdt 8, 9-10), y decide llamar la atención a los representantes de la ciudad por su interpretación errónea de la providencia especial de Dios sobre el pueblo de Israel. Ella propone a la Iglesia de hoy un nuevo liderazgo desde la búsqueda del auténtico rostro de Dios (teología) y la búsqueda de la verdadera identidad del ser humano (antropología).
P.- ¿Por qué debería ser el modelo de mujer?
R.- Ante una situación de conflicto, Judit no se conforma con las respuestas de siempre, aunque sean mayoría. Para afrontar una realidad novedosa hay que interrogar lo que se da por supuesto. Judit no tiene miedo a interrogar “lo conocido”, porque la realidad novedosa que se presenta requiere que algo desaparezca, que algo aparezca, y que permanezca lo esencial. Su actitud es interrogar al pueblo y a sus dirigentes (Jdt 8, 11-17). Solo desde ahí se pueden afrontar los nuevos paradigmas que aparecen en nuestro mundo.
P.- ¿Qué características presenta que no tenga la mujer en la Iglesia en la actualidad, o que se tendrían que potenciar?
R.- Judit es una mujer que asume el liderazgo de su pueblo, enfrenta su discurso teológico-antropológico al discurso tradicional, y decide asumir la tarea de salvar al pueblo con las armas de la inteligencia, el valor y la confianza en Dios (Jdt 8, 32-34). La mujer en la Iglesia tiene que dar muchos pasos. En primer lugar, en su formación teológica-antropológica. Solo desde ahí podrá aportar nuevas búsquedas y nuevas respuestas para que la comunidad de los creyentes en Jesús sea esa Iglesia en salida (EG 20-23). Pero también la Iglesia tiene que abrir nuevos espacios para que la mujer, desde su valor, su formación y su inteligencia, asuma nuevos tipos de liderazgo quizás hasta ahora no previstos. El Papa ya ha empezado a señalar caminos y, como decía Einstein,“la mente que se abre a una idea nueva jamás volverá a su tamaño original”.
PREGUNTA.- ¿Qué aportaría a la Iglesia hoy?
RESPUESTA.- María, la hermana de Marta y de Lázaro, es presentada como un personaje que se hace preguntas, pues no entiende lo que sucede, que interpela y se deja interpelar. Es una figura que antepone lo esencial, es decir, la vida y la muerte, la fe y el amor, al cálculo y a la hipocresía de quienes, como Judas, dicen ocuparse de los pobres cuando, en realidad, se ocupan de sus propios intereses. María propone a la Iglesia persistir en la búsqueda, honestidad y generosidad sin medida.
P.- ¿Por qué debería ser el modelo de mujer?
R.- María de Betania, como la presenta el narrador del cuarto evangelio, es una mujer que trata con Jesús sin depender de su aprobación. En el c. 11 expresa lo que siente y lo que cree, se queja de su ausencia cuando le necesitaba y le reprocha lo que considera impropio de su amistad. En el c. 12, superada la crisis, se manifiesta en sus gestos y acciones excediendo todo cálculo en su expresión simbólica, sin miedo a quedar expuesta a la crítica y los malentendidos. Las mujeres en la Iglesia podemos aprender mucho de ella.
P.- ¿Qué características presenta que no tenga la mujer en la Iglesia en la actualidad, o que se tendrían que potenciar?
R.- El narrador del cuarto evangelio muestra a María con rasgos propios de los profetas como el gesto simbólico, la osadía, la denuncia. Es una mujer formada (conversación con Jesús en el c. 11), autónoma (cabeza de su casa), capaz de establecer relaciones entre iguales (amistad), que aprende del Maestro y a la vez le enseña (Jesús en el c. 13 realiza con sus discípulos lo que María realizó con él), que no teme ser y aparecer sensual y compartir el placer de la vida como Pascua anticipada.