América

Los obispos brasileños: “¡Ningún trabajador sin derechos!”

El episcopado de Brasil defiende la justa remuneración tras apoyar la huelga del 28 de abril en oposición a la flexibilización de las leyes laborales





 

Desde el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida, donde se encuentra reunida la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) desde el pasado 26 de abril, en su 55ª Asamblea General Ordinaria, los obispos han enviado un mensaje “a los trabajadores y trabajadoras de Brasil”.

“Brota de nuestro corazón de pastores un grito de solidaridad en defensa de sus derechos, particularmente de los 13 millones de desempleados”, ha dicho el cardenal Sérgio da Rocha, presidente de la CNBB, con ocasión del Día Internacional de Trabajo, el 1º de mayo.

Al recordar que “el trabajo es fundamental para la dignidad de la persona humana” y “contribuye en la construcción de una sociedad justa”, los obispos han rechazadola mercantilización de los trabajadores del país, ante la actual crisis política, económica y ética “que tanto sufrimiento ha causado al pueblo brasileño”.

“El día del trabajador y de la trabajadora es celebrado, este año 2017, en medio de un ataque sistemático y ostensivo a los derechos conquistados, precarizando las condiciones de vida, debilitando el Estado y absolutizando el Mercado”, subrayan.

El trabajador no es mercancía

Oponiéndose al concepto economicista de la sociedad, que procura el lucro por fuera de los parámetros de la justicia social –como lo hiciera el papa Francisco en la audiencia general del 1º de mayo de 2013–, la CNBB ha enfatizado que “el trabajador no es mercancía, por eso, no puede ser cosificado”, agregando que “él es sujeto y tiene derecho a la justa remuneración, que no se mide solamente por el costo de la fuerza de trabajo, sino también por el derecho a la calidad de vida digna”.

Concretamente, al referirse a los proyectos de ley de ‘tercerización’ (4302/98), reforma laboral (6787/16) y a la Propuesta de Enmienda Constitucional para la reforma de la Seguridad Social (287/16), los obispos han denunciado que “en esta lógica perversa del mercado, los poderes Ejecutivo y Legislativo reducen el deber del Estado de mediar la relación entre capital y trabajo, y de garantizar la protección social”.

Ante esta realidad, el episcopado brasileño ha exigido, una vez más, la necesidad de entablar un diálogo abierto con la sociedad, en defensa de los derechos conquistados: “es inaceptable que decisiones de tamaña incidencia en la vida de las personas y que retiran los derechos ya conquistados, sean aprobadas en el Congreso Nacional, sin un amplio diálogo con la sociedad”.

El diálogo como imperativo

La huelga general del pasado 28 de abril –apoyada por varios obispos y por la propia CNBB– ha puesto en evidencia el imperativo del diálogo nacional ante la precarización y flexibilización de las leyes laborales y de otras “pérdidas oriundas de las reformas” lideradas por el gobierno de Michel Temer.

Con esperanza y fe, la voz de los obispos hace eco a la palabra profética del papa Francisco durante su alocución a los movimientos populares el 9 de julio de 2015: “¡Ningún trabajador sin derechos! Juntamente con la Tierra y el Techo, el Trabajo es un derecho sagrado, por el cual vale la pena luchar”.

Concluye el mensaje de la CNBB con una invitación a la democracia y a las movilizaciones pacíficas “en defensa de la dignidad y de los derechos de todos los trabajadores y trabajadoras, con especial atención a los más pobres”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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