Un amigo sabio, lleno de misericordia y un maestro de libertad. Así definió Antonio Ávila, director del Instituto Superior de Pastoral al redentorista Marciano Vidal antes de comenzar su ponencia ‘Amoris laetitia: hacia un nuevo paradigma eclesial de matrimonio, con particular atención a las situaciones especiales’.
El moralista fue el encargado de cerrar la segunda edición de Conversaciones PPC. Y lo hizo metiéndose de lleno en la polémica. Hablando más de 45 minutos sobre el capítulo 8 de la exhortación postsinodal. El capítulo poco claro y criticado por algunos y alabado por otros porque les conduce a un camino de esperanza.
“En el nuevo paradigma matrimonial, los elementos de carácter canónico y jurídico tienden a desaparecer”, ha sostenido Vidal. Y es que, el hecho de que la opinión pública esperara que el Papa aclarara si los divorciados vueltos a casar podían a o no comulgar, “lo tomo como un síntoma de un cambio que tiene que venir en la Iglesia”, ha indicado. Y ha añadido: “Esto nos ayudará a resolver esta dificultad y a orientar la pastoral por otro camino”.
El Papa siempre ha respondido a esta pregunta que lean lo que dice el cardenal Schonborn, el encargado de presentar al mundo la exhortación. “Es un mensaje claro del Papa a los que se oponen a él”, ha dicho. Y es que “los que se oponen es porque a lo mejor les tocaba a ellos presentar el documento y no lo hicieron. Eso es doloroso y hay que tener caridad con aquellos que se oponen, porque aunque no tengan razones, tienen motivos”.
Sin tiempo para coger aire, el redentorista volvía a aludir a aquellos opositores. “Muchos se oponen porque creen que Francisco va en contra de Familiaris consortio, creen que ese texto era el definitivo y no puede haber cambio ninguno”, ha indicado.
El Papa ha repetido en múltiples ocasiones que los divorciados vueltos a casar no están excomulgados, “son cristianos como cualquier otro y participan en tono menos en la comunión eucarística”.
Según Familiaris consortio, si se vive como hermano y hermana si se puede comulgar. “Entonces la razón no está en el problema sino en una acción de carácter sexual”, ha señalado. Y ha continuado con una anécdota de su último viaje a Puerto Rico: “En una diócesis se explicitaba negro sobre blanco que los divorciados vueltos a casar que juran no mantener relaciones sexuales pueden comulgar. Como dicen los jóvenes de hoy: yo aluciné”.
El cambio de esta norma se sometió a debate en el Sínodo de la familia, pero no alcanzó la mayoría para proponerse. Y es que “mientras en la democracia normal la mayoría más uno vale, en la Iglesia pedimos la mayoría de 2/3”. Sin embargo, se queda con las palabras del Papa: “La comunión no es para perfectos, sino para personas normales y corrientes como todos”. Así, cree que hay solución para los divorciados vueltos a casar.
No obstante, hay algunos obispos, aquí en España, que “se han pasado bastantes pueblos… hasta llegar a Alcalá” prohibiendo comulgar a los divorciados vueltos a casar.