Ha ordenado a diez nuevos presbíteros y, en el rezo del ángelus, ha reivindicado el modelo de los mártires de Canet, beatificados ayer en Girona
En este cuarto Domingo de Pascua, en el que en la liturgia se lee el fragmento del Evangelio de Juan en el que Jesús se presenta como el “Buen Pastor”, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Es también el día elegido por el Papa para ordenar a un grupo de nuevos sacerdotes. Así, esta mañana en la Basílica Vaticana, Francisco ha conferido la ordenación presbiteral a diez diáconos de diferentes seminarios romanos.
En su homilía, el Papa ha recordado a los nuevos sacerdotes que han sido “elegidos por el Señor Jesús, no para hacer una carrera, sino para hacer un servicio”. Francisco les ha propuesto a Jesús como modelo de maestro en la enseñanza del Evangelio, en la celebración de la eucaristía, en la acogida de nuevos fieles por el bautismo, en la atención a los enfermos a través de la unción…
En este sentido, Bergoglio les ha aconsejado que “no hagan homilías demasiado intelectuales y elaboradas” y que “hablen con sencillez, hablando a los corazones”. Porque la propia experiencia de fe debe ser lo que “sostenga a los fieles”, el “perfume de vuestra vida”. Esto lo ha reivindicado el Pontífice frente a otras actitudes: “La doble vida es una enfermedad muy mala en la Iglesia”.
Porque el sacerdote, para Francisco, no es cuestión de estudios solamente, sino de haber “aprendido a llevar la Cruz de Cristo”. Quien no haya aprendido esta lección, “será un buen académico, un buen profesor, pero no un sacerdote”, ha sentenciado.
Finalmente, ha dicho a cada uno: “Sed alegres, no tristes. Alegres. Con la alegría del servicio de Cristo, incluso en medio de los sufrimientos, de las incomprensiones o los propios pecados. Tened siempre delante de los ojos el ejemplo del Buen Pastor, que no vino a ser servido sino a servir. Por favor, no seáis ‘señores’, no seáis ‘clérigos de Estado’, sino pastores, pastores del pueblo de Dios”.
Tras la celebración, a mediodía, desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, el Papa ha rezado el Regina Coeli acompañado por los nuevos sacerdotes. En la oración mariana, se ha referido a los mártires de Canet, beatificados ayer en Girona. De este modo, ha recordado a Antonio Arribas Hortigüela y seis mártires más, todos Misioneros del Sagrado Corazón, destacando su condición de mártires: “Estos discípulos fieles y heroicos de Jesús fueron asesinados por odio a la fe en un tiempo de persecución religiosa. Su martirio, aceptado por el amor de Dios y en la fidelidad a su vocación en la Iglesia, despierta el deseo de testimoniar con valentía el Evangelio de la caridad”.
En su reflexión, ha comentado las identificaciones que Jesús hace en el Evangelio con el “pastor” y con la “puerta” del redil. “Jesús, el buen pastor y puerta de las ovejas, es un líder cuya autoridad se expresa en el servicio”, ha afirmado.
La confianza de las ovejas en la voz del pastor es, para el Papa, una metáfora de la vida cristiana. “A veces racionalizamos demasiado la fe y corremos el riesgo de perder la percepción del tono de voz, de la voz de Jesús, el Buen Pastor, que estimula y fascina”, ha concluido Francisco.