La Iglesia le da la razón a los organizadores de las protestas, en atención a la crisis que vive la región
Cierre de iglesias y reducción de acciones litúrgicas son algunas de las manifestaciones de la Diócesis de Quibdó para expresar su solidaridad con las movilizaciones que desde el 10 de mayo tienen lugar en Chocó con el fin de exigir, una vez más, soluciones de raíz a los problemas de la región.
El paro cívico convocado por el comité cívico por la salvación y dignidad de Chocó pretende protestar por el incumplimiento del Gobierno Nacional frente a los acuerdos con los cuales se levantó un paro llevado a cabo nueve meses atrás. Según los voceros del comité, el 95% de lo pactado en aquella ocasión sigue sin cumplirse. Por eso el pliego de la movilización de este año mantiene puntos del pliego anterior, en el cual se exigía, entre otras cosas, construcción de un hospital de tercer nivel, garantía de acceso a servicios públicos y conexión vial entre Quibdó, Medellín y Pereira.
Preocupa, de forma particular, la agudización del conflicto armado en el departamento. Con la salida de las FARC de algunas zonas se han intensificado los combates entre la guerrilla del ELN y grupos paramilitares, para hacerse con el control territorial, sin que la Fuerza Pública logre garantizar la seguridad de la población civil. Se multiplican las amenazas y los desplazamientos forzados. Nuevamente se están minando territorios de comunidades étnicas.
La Iglesia local ha hecho un llamado para que los habitantes de Chocó exijan respuesta a sus derechos “dando signos de su tradición pacifista y evitando, consecuentemente, cualquier acto de violencia”. Para la Diócesis, la situación que vive la región hunde sus raíces en el abandono estatal y en prácticas de corrupción en los niveles nacional, departamental y municipal.