No suele ser políticamente correcto. Ni con sus sentencias, pero tampoco con sus afirmaciones. Sin embargo, detrás de unas y otras suele dejarse ver una llamada al sentido común. En el blog que el juez de Menores de Granada comparte con el periodista Carlos Morán, Emilio Calatayud ha afrontado la cuestión del derroche que considera se realiza a través de las primeras comuniones. Se estima que cada año reciben este sacramento unos 245.000 niños, según datos de la Conferencia Episcopal Española.
“Seamos comedidos con los convites, banquetes y regalos de las comuniones, que se nos está yendo la pinza”, pide a los padres el magistrado, una reflexión que ha sido compartida por más de 8.000 usuarios en su cuenta de Facebook.
No le falta razón. Y es que, según los estudios más recientes de las organizaciones de consumirdores celebrar una comunión cuesta de media unos 4.000 euros, aunque se pueden llegar a superar los 8.000 entre vestuario, complementos, banquetes, reportaje fotográfico, regalos y demás servicios.
Los obispos españoles ya se manifestaron al respecto hace un año cuando reclamaron que una celebración con “sencillez y dignidad”.
Desde la subcomisión de Catequesis, en un documento que firmaba el director del secretariado, Juan Luis Martín Barrios, se hacían recomendaciones tan explícitas como regalar libros o juegos educativos, que el banquete se celebre “con prudencia” y que los niños vistas “de calle” para que pueden utilizar esa ropa para la vida ordinaria.
Es más, incluso se invitaba a los menores a entregar parte de la cuantía económica recibida a “los niños necesitados de lejos”, como los refugiados.
Los obispos, al igual que el juez, lamentan “el despilfarro que se contradice de raíz con lo que se celebra y se cae en la mundanidad”. En esta misma línea, Calatayud, que se define así mismo en el blog como “el aguafiestas del juez”, comenta que “al paso que vamos, los bancos van a tener que conceder microcréditos para que podamos estar a la altura de los obsequios y comilonas que se organizan actualmente para festejar las primeras comuniones”.
Lamentablemente, lo que él plantea como futurible es ya una realidad. De hecho las primeras comuniones se han convertido en una de las principales fuentes de ingresos de las compañías especializadas en conceder créditos inmediatos.
En esta misma línea, el magistrado se lamenta de que “lo que antaño era un chocolate con churros y un relojito hoy es un almuerzo ‘master chef’, un viaje a Eurodisney y el móvil de última generación. Y eso, como mínimo. Estamos poniendo el listón demasiado alto”. Con una alta carga de ironía se dirige a las familias: “Dejemos algo para cuando se casen”.
Consciente de la repercusión de sus palabras, el Juez de Menores ha dado un paso más, en una entrada posterior a su blog, para ofrecerles “un regalo, barato e instructivo, para todos los niños que van a comulgar por primera vez”: no es otro que el artículo 155 del Código Civil, que reproduce a continuación: “Los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad, y respetarles siempre. Los hijos deben contribuir equitativamente, según sus posibilidades, al levantamiento de las cargas de la familia mientras convivan con ella”.