El papa Francisco ha celebrado este domingo la eucaristía con los fieles de la parroquia de San Pedro Damián, en la periferia de Roma dentro del barrio de Casal Bernocchi, en el sur de la capital. El cardenal titular de esta sede es Agostino Vallini, vicario del papa para la diócesis de Roma que espera su relevo tras haber cumplido la edad que marca el Derecho Canónico. Con él han recibido al papa el obispo auxiliar de la zona, Paolo Lojudice, el párroco, Lucio Coppa, y el vicepárroco, Eduardo Contreras.
En el moderno templo, consagrado en 2002, Francisco ha invitado nuevamente a alejarse de la tentación del clericalismo, porque “aleja a la gente de las parroquias y nos hace parecer serpientes con la lengua larga”, ha dicho haciendo referencia a la serpiente que es pisada por la Inmaculada.
En su homilía espontánea, el papa ha pedido a los fieles que adopten un lenguaje y una actitud de “dulzura y respeto”. Frente al clericalismo que puede dividir a la propia Iglesia, “la dulzura combate las habladurías, las maldades, la competiciones de uno contra el otro…” Por esto el papa ha pedido “la gracia de custodiar el Espíritu Santo que está en nosotros y no entristecerlo, y que nuestra actitud ante todos sea de dulzura y respeto”.
Antes de la celebración dominical, el papa ha saludado a algunos jóvenes en el centro deportivo del barrio a los que ha contado que le gusta el fútbol pero que de niño era tan malo que siempre le ponían en la portería, compartió un rato con una treintena de enfermos, saludó a una decena de familias con niños recién bautizados, así como a los miembros del Camino Neocatecumenal de la parroquia –a quienes, además de felicitarles por sus cantos, les ha recordado que “la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”–, los voluntarios de Cáritas y algunos pobres del barrio. También ha confesado a cuatro fieles.
Tras compartir algunos detalles de su vocación, a los más jóvenes les ha dicho que todas las personas merecen respeto y que se debe rezar por los buenos, como los familiares y todos los “que han hecho tantos sacrificios por nosotros”, como por los malos llegando a sugerir el respeto para todos: “Podemos llamar por teléfono a los mafiosos para decirles cualquier cosa que han hecho, ¿no?”.
En esta misma línea también se dirigió a los niños: “¿Cómo puedo ayudar a Jesús para salvar al mundo? Con la oración, respeto a los demás, padre, madre, abuelos, aquellos que no lo saben, las personas sin hogar, todos deben ser respetados. También tengo que respetar a alguien que no me ama o que me ha hecho daño. No se puede hacer llamadas telefónicas al estilo de la mafia para hacer daño, no se puede llegar a acuerdos con la mafia…”.
La parroquia,dedicada al cardenal benedictino italiano san Pedro Damián, ya había recibido la visita del papa Pablo VI en 1972 para celebrar el noveno centenario de la muerte del santo titular y de Juan Pablo II en 1988.