No solo de Donald Trump vive Roma. Aunque el encuentro del mandatario estadounidense con Francisco del próximo miércoles centre todos los focos, no hay que desdeñar los movimientos colaterales de la administración norteamericana.
Y es que el presidente no se apeará solo del Air Force One. Le acompañarán, entre otros, su mujer, Melania, y su hija, Ivanka. Las dos buscarán mostrar la imagen más amable del Ejecutivo republicano, a la luz de la agenda que han configurado.
Toda la familia será recibida por Bergoglio. Sin embargo, una vez terminado el encuentro, que no durará más de media hora para evitar que se retrase la audiencia general de los miércoles, el camino de los Trump se separa.
Trump se entrevistará con el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, y con el secretario para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallager. Según ha adelantado Vatican Insider, la primera dama se dirigirá al hospital Bambino Gesù, el centro pediátrico dependiente de la Santa Sede.
Por otro lado, Ivanka se desplazará hasta el Trastevere donde tendrá un encuentro con la Comunidad de Sant’ Egidio, en la que está previsto que aborden la acogida de refugiados y los corredores humanitarios que esta entidad eclesial ha puesto en marcha en Italia y Francia. De nuevo, puentes frente a muros… Tiempo de concienciar.
La parroquia jesuita de Munich en la que rezan musulmanes
El diálogo interrelegioso no es cuestión de palabras ni de gestos, sino de arremangarse. Fuera prejuicios y temores. Y una vez más, los jesuitas dan una lección en Munich, en el corazón de una Alemania que también se ha visto tentada con frenar la acogida de migrantes y refugiados y nublar su mirada hacia los musulmanes, después de sufrir los efectos del macabro yihadismo.
Pues bien, los musulmanes de la ciudad bávara se han quedado sin apenas sitios para rezar y la respuesta del padre Karl Kern ha sido habilitarle un espacio en una sala de la parte trasera de la iglesia de San Miguel, a cargo de la Compañía. Y hasta allí se acercaron el pasado viernes. Mujeres a un lado, hombres a otro y una cruz que forma parte de la sala, junto a ellos. Más que un gesto. Más que palabras.
Y los obispos italianos, de vacío cardenalicio
Desde España, este miniconsistorio solo se analiza desde la clave Omella. No es para menos. Desde el resto del mundo, con esa mirada periférica de Francisco de escoger a cinco purpurados de cuatro continentes diferentes. En Italia, la digestión no se está llevando tan bien.
Al menos eso me cuentan, al descubrir que en la víspera de que los prelados italianos celebren la Plenaria para proponer sus tres candidatos a presidente, entre los que elegirá Francisco, no ha caído una sola birreta. No se hacen a la idea de que esa “catolicidad” de la que ayer hablaba el Papa pasa por descentralizar el número de cardenales de la vieja Europa y, en concreto de Italia.