“Es la primera vez que me nombran cardenal”, se excusó en tono de broma esta mañana Juan José Omella en la rueda de prensa con la que atendió a los medios de comunicación tras el anuncio efectuado ayer por el papa Francisco de su cardenalato. Pero lo que sí sabe es lo que eso conlleva: “Todo el mundo en la Iglesia sabe que es para servir mejor a los demás, a la gente, y sobre todos a los más débiles. Es decir, no es tanto una carrera como un servicio”.
El arzobispo de Barcelona subrayó que esta nueva responsabilidad ha de servir “no para subir, sino para construir fraternidad y crear más comunión dentro de un mundo que necesita que trabajemos por la paz y la concordia, por la solidaridad de los unos con los otros, más que por la confrontación entre civilizaciones, religiones y culturas”.
Omella subrayó que esta labor la está haciendo hoy día el papa Francisco, por lo que animó a que “cardenales, obispos y todos los sacerdotes” sigan también esa línea, que es la “del Evangelio”.
Preguntado sobre si su nombramiento y el del arzobispo de Madrid, Carlos Carlos Osoro, creado cardenal en noviembre pasado, significa que serán los encargados de marcar las directrices del Papa para la Iglesia en España, Omella apostó por el trabajo en “comunión y sinodalidad de todos los obispos, tanto en la Conferencia Episcopal Española como en la Conferencia Episcopal Tarraconense”.
En este sentido, y refiriéndose al proceso soberanista en Cataluña, el arzobispo hizo alusión a la reciente nota de la Tarraconense, en donde los prelados catalanes muestran que “queremos colaborar y acompañar al pueblo de Cataluña, donde hay tantas sensibilidades y opiniones”.
“Si no escuchamos a unos y a otros, difícilmente podremos trabajar por el bien común”, afirmó Omella, quien señaló que “el diálogo es absolutamente necesario”, así como evitar “la confrontación”.
Recordó Omella que su nombramiento fue “una gran sorpresa, porque ni me lo esperaba ni había oído yo anuncios de un próximo consistorio”, y también desveló que aún no había podido llamar al Papa para agradecerle su designación, pues el anuncio le pilló de visita pastoral y no llegó a casa hasta las nueve de la noche.
“Estaba de visita pastoral en la parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados, después de visitar una residencia de ancianos, donde bendije su capilla, y de bendecir un local de Cáritas. Entonces me llamó un obispo amigo. No sabía qué hacer ni que decir y decidí continuar la visita pastoral, con la celebración de la eucaristía, luego una comida con la gente de la parroquia, y por la tarde estuve con los presos. Con toda normalidad”.
Omella, que hasta la celebración del consistorio, el próximo 28 de junio, acudirá “dos o tres veces” a Roma para asistir a las reuniones de la Congregación para los Obispos, de la que es miembro, señaló también que este nombramiento le exige “una mayor entrega a la misión. Y quiero entregarme cueste lo que cueste con responsabilidad a este servicio”.