La Iglesia en salida que llega a la protesta social en Buenaventura

El obispo de Buenaventura, monseñor Héctor Epalza, les da voz a los habitantes de Buenaventura, el principal puerto colombiano sobre el Pacífico, que han mantenido un paro de protesta contra el Gobierno. “No a los pañitos de agua tibia, los problemas estructurales requieren soluciones estructurales”, afirmó en una entrevista con el diario El Tiempo.

Desde hace 10 años es obispo de esta diócesis y en este tiempo ha sido un ejemplo de Iglesia en salida. El paro de estos días, con sus marchas y plantones, tienen un antecedente: los 400.000 manifestantes, en su mayoría negros, todos vestidos de blanco, que convocó para “enterrar la violencia”.

La ciudad y el puerto se habían convertido en corredor estratégico para el narcotráfico y en estación de paramilitares y grupos armados. Sin embargo, las autoridades habían presentado la versión de una población normal. Los 400.000 manifestantes eran un mentís y por eso militares, policías y gobernantes se opusieron a la marcha de blanco.

Hace tres años el Gobierno respondió a la violencia reinante con una ofensiva militar que no resolvió nada. Hoy este obispo ha vuelto a ser la voz de la ciudad: “el Gobierno piensa en el puerto (fuente de ingresos) pero no en la ciudad”, dijo.

En una reunión presidida por el gobernador, el funcionario dio un parte de solución de los problemas. Ante el silencio con que fue recibido el informe oficial, fue el obispo Epalza quien levantó la voz: “hubo solución para los ricos, pero no para los pobres”, denunció para molestia de los funcionarios.

Su predicación y sus intervenciones en los medios le han permitido establecer que no es el modelo económico neoliberal el que puede responder a los problemas de la ciudad; es la economía solidaria la que puede introducir el cambio.

Hoy, ante una sociedad que protesta y que reclama una presencia eficaz de las autoridades, monseñor Epalza es el líder de mayor credibilidad en este puerto. La Iglesia en salida que él representa se manifiesta una novedosa pastoral del paro y la protesta social pastoral, sin miedo a mancharse, como dijo el papa Francisco.