Un milagro para Trump

  • Los medios internacionales confían en que el encuentro entre el Papa y Trump provoque una “conversión” de actitudes del presidente norteamericano
  • Las cartas inéditas de Capovilla o el diálogo a puerta cerrada de los obispos italianos, entre los otros titulares del día del director de Vida Nueva

El presidente de EEUU, Donald Trump, en una imagen de archivo/CNS

El encuentro que en unas horas unirá al Papa con el presidente de Estados Unidos está generando una expectación a la altura de los desencuentros verbales e intelectuales de ambos líderes. Pero también de vidas encontradas, como relata Stephanie Kirchgaessner en The Guardian. Mientras uno se despierta antes del amanecer para rezar unas horas, evita la televisión y las vacaciones, el otro comienza cada mañana con una sesión de televisión por cable, puede que con un partido de golf y dándose algún que otro lujo…

Desde ahí, y quizá en una de las reflexiones más ocurrentes que se han publicado en estos días, EJ Dionne Jr. se pregunta en Washington Post: “¿Puede el Papa salvar a Trump?”. Y con una gran carga de ironía, el columnista sostiene que “si alguien necesita una experiencia de conversión –y rápido- ese el presidente Trump”. Evidentemente no se le sugiere convertirse al catolicismo, sino un vuelco en su conciencia. ¿Con media hora de audiencia bastará para que se obre el milagro?

El Papa y los obispo italianos, a cara descubierta

Dos horas a puerta cerrada. Para charlar. Porque como le dijo el Papa a los obispos italianos “cuando no el que preside no permite el diálogo, se generan los cotilleos y es peor”. De esta manera se inició el encuentro de Francisco con la Conferencia Episcopal italiana en la asamblea en la que están llamados a buscar sustituto al cardenal Bagnasco, que ha estado al frente durante diez años.

En la terna, por número de votos se encuentran Gualtiero Bassetti, Franco Giulio Brambilla y Francesco Montenegro, lo que hace más que previsible que el Papa se decante por el primero, esto es, por el cardenal de Perugia.

A pesar de los desmanes de más de un prelado italiano, el Papa sigue empeñado en escuchar a todos y cada uno. “Por mi parte estoy dispuesto a escuchar todas aquellas opiniones sobre mí que no son positivas con total libertad. Si el Papa es el siervo de los siervos de Dios, tengo responder a sus dudas, a su preocupaciones”. De esta manera les invitaba a tener un debate “abierto, humilde y franco”. Fuera estrategias de pasillo. Fuera chismes. Diálogo, diálogo y diálogo para forjar esa sinodalidad que persigue este pontificado. Una receta que bien se podrían aplicar otros episcopados.

La libertad de Capovilla

L’Osservatore Romano desvela unas cartas inéditas entre el teólogo italiano David María Turoldo, religioso profético en sus reflexiones e investigaciones y el secretario de Juan XXIII, Loris Francesco Capovilla. Misivas en las que se insinúa, había mucho del Papa Roncalli. De hecho, los autores apuntan que es el “tercer protagonista silencioso” de estas 56 cartas que se han editado en un libro en Italia: Nel solco di papa Giovanni,

Una oportunidad única para redescubrir la figura de Capovilla, esa que el Papa Francisco puso de nuevo en valor concediéndole un cardenalato que habla de la exquisitez de un hombre que supo estar al servicio del Papa y de la Iglesia, sin que nadie se pusiera a su servicio, sin hacer de su confianza de Roncalli un privilegio ante nada y ante nadie. Sin claudicar ante nada y ante nadie. Baste una frase de esas cartas para corroborarlo: “Salvar la propia libertad es una tragedia permanente”.

Compartir