En qué consistió el proceso de catalogación y digitalización del material existente sobre la última dictadura militar en Argentina en la Nunciatura Argentina, en la Santa Sede y en la Conferencia Episcopal Argentina.
El Protocolo para la consulta del material archivístico relativo a los acontecimientos argentinos (1976-1983) conservados en la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), en la Nunciatura Apostólica y en la Secretaría de Estado de la Santa Sede, dado a conocer días pasados por el Episcopado, es el resultado del ordenamiento de los archivos que se venía realizando en la CEA desde hace tiempo con el propósito de colaborar con las víctimas del terrorismo de Estado y responder con mayor eficacia a los oficios judiciales. La tarea cobró un nuevo impulso con el documento de la 104 Asamblea General –presidida por el cardenal Jorge Mario Bergoglio–, en la que los obispos manifestaron que querían “estar más cerca de cuantos sufren todavía por hechos no esclarecidos ni reparados” y se comprometían a “promover un estudio más completo de esos acontecimientos a fin de seguir buscando la verdad, en la certeza de que ella nos hará libres (Jn 8,32)” (La fe en Jesucristo nos mueve a la verdad, la justicia y la paz, 9 de noviembre de 2012, 7-9).
Realizado el trabajo de relevamiento y digitalización del material archivístico de la CEA se llevó adelante una tarea similar con los fondos archivísticos de la Nunciatura y de la Santa Sede. Al finalizar, se dio a conocer a través de un comunicado conjunto de la Santa Sede y la CEA el 25 de octubre pasado.
Si bien falta aún un estudio sistemático y profesional, durante la realización de los trabajos, observamos que estos archivos están conformados principalmente con cartas originales de familiares de las víctimas, que desde su angustia, relatan la dolorosa situación vivida, piden ayuda y/o intercesión ante las autoridades militares. En el mismo sentido, escriben eclesiásticos u organismos nacionales e internacionales que trabajaban en favor de los derechos humanos.
Hay también copias de las respuestas –cuyos originales es probable que los tengan los mismos familiares–, y de las cartas remitidas periódicamente desde las distintas instancias eclesiásticas a las autoridades militares, solicitando información de los casos singulares recibidos, o de grupos de casos presentados periódicamente ante el Ministerio del Interior u otras autoridades militares.
Por último, en esta primera lectura se observaron huellas que testimonian la visita a la sede de la CEA, a la Nunciatura o la presentación realizada ante algún oficial del Vaticano de algún familiar de la persona detenida o hecha desaparecer.
El texto del Protocolo para la consulta del material archivístico relativo a los acontecimientos argentinos (1976-1983) explicita los pasos a dar por las “víctimas, los familiares de los desaparecidos y detenidos y, en caso de eclesiásticos y religiosos, sus respectivos Obispos y Superiores Mayores” interesados en encontrarse con material que pueda iluminar en la búsqueda del paradero de sus seres queridos o simplemente llevar un poco de paz.